EL tétrico 2020 se agota con su despiadada huella clavada en el tuétano de la humanidad. El año en el que fuimos más vulnerables que nunca cierra su libro de muerte, dolor e incertidumbre. El futuro, aún enmascarillado y con la distancia social adecuada, pende de la eficacia de las vacunas, el nuevo amanecer, el sol para una era de tinieblas. 2021 aguarda como el año para dejar atrás una vida en el alambre. Pasos de equilibrista. Ese horizonte que se espera luminoso, alumbra al ciclismo, que se mantuvo en pie en medio de la tormenta perfecta que arrastró carreras, derribó estructuras y afeitó sueldos.
No obstante, resistió el ciclismo, que pretende brotar con fuerza la próxima campaña aunque aún se adentre en un carretera de asfalto quebrado, resbaladizo y curvas ciegas. Será el año I después de la pandemia. Del calendario que se suponía en enero se cae el comienzo australiano y el Tour de Colombia porque el azote del coronavirus continúa mediatizando la vida. En ese ecosistema tan sumamente frágil, donde la capacidad de adaptación al medio se antoja fundamental, el pelotón vasco parte con una nutrida representación.
El ciclismo vasco parece haberse recuperado de la deforestación que supuso la desaparición del Euskaltel-Euskadi del escaparate del WorlTour, la vidriera que decora a la catedralicia categoría. Asimilado el golpe, pasado el luto, rehabilitada la salud, serán 43 los ciclistas que compitan en el profesionalismo, una cifra que mejora la referencia del curso pasado en diez dorsales y que suponen ocho más que la de 2013, la última temporada en la que el Euskaltel-Euskadi compitió en la máxima categoría del ciclismo. Serán once los corredores de Euskal Herria presentes entre la aristocracia del pelotón, una cifra con tendencia a la baja. El Astana vuelve a ser el equipo con más ciclistas vascos en sus filas. Todos ellos repiten en la formación kazaja, el Eustana. Omar Fraile, los hermanos Ion y Gorka Izagirre, Alex Aranburu y Óscar Rodríguez configuran la presencia vasca en la equipo asiático, una de los equipos poderosos del WorldTour.
También siguen enrolados en el Bahrain Mikel Landa, la principal referencia del ciclismo vasco, cuarto en el pasado Tour de Francia, y Pello Bilbao, quinto en el Giro de Italia. El de Murgia y el gernikarra iniciarán su segunda temporada en la formación de Oriente Medio después de un estreno notable en la escuadra. En el Movistar, el equipo que en sus sucesivas denominaciones cumplió 40 años en 2020, pedalearán el infinito Imanol Erviti, siempre enrolado en la estructura capitaneada por Eusebio Unzué, e Iñigo Elosegui, que cumplirá su segunda campaña tras su debut en el profesionalismo. En el WorldTour continuarán Jonathan Castroviejo, imprescindible en el Ineos, el equipo más potente del mundo, que tratará de asaltar el trono del Tour. El de Getxo, premiado como el mejor gregario del año, cumplirá su cuarta campaña en la estructura británica. Mikel Nieve, otra pieza fundamental en el Mitchelton, que se denominará Green Edge después del affaire de la Fundación Manuela, competirá por cuarto año consecutivo en el equipo australiano.
La gran mayoría
Más allá de la órbita del WorldTour se concentra el nudo gordiano del pelotón vasco, que recupera su mejor pose. En los años oscuros tras el fundido a negro del Euskaltel-Euskadi, la lumbre la mantuvo el extinto Euskadi-Murias. El repunte de Euskaltel-Euskadi de la mano de Mikel Landa, con la incorporación de la compañía de telefonía vasca a modo de sostén principal en 2019, provocó el ascenso de categoría del equipo naranja el pasado curso. Luz naranja para el presente y luces largas para el futuro. Al posicionamiento de la nave nodriza del ciclismo vasco se ha incorporado la espuma del Kern-Pharma, que en la temporada entrante asciende otro peldaño para seguir creciendo. A ese respingo se le ha de añadir el largo aliento del duradero Caja Rural.
Los tres equipos se nutren del vivero vasco para instalarse en la clase media del pelotón. Entre el Euskaltel-Euskadi, con 14 corredores, Caja Rural, con 9 y Kern-Pharma, con 6, dan cobijo a tres cuartas partes de los dorsales profesionales vascos. El resto de ciclistas de la segunda categoría se dispersan entre el Burgos-BH, donde debuta el triatleta Ander Okamika, y el Total Energie, en el que recala Víctor de la Parte tras el cierre del CCC y continúa Romain Sicard. A la categoría ascienden Xabier Mikel Azparren (Euskaltel-Euskadi) y Jokin Murgialday, Jon Etxebarria y Jon Barrenetxea (Caja Rural). Todos ellos, desde los dorsales del WorldTour hasta los debutantes, aumentan el latido del ciclismo vasco.