an sido varios meses sin rastro de Trihas Gebre. Ni mensajes, ni whatsapps. Ni llamadas, ni avisos en las redes sociales. Nada. El pasado abril la fondista etíope afincada en Gipuzkoa decidió regresar a Wukro, su tierra natal, ya que el covid-19 había provocado la cancelación de todas las pruebas de la temporada de cross. Así que la atleta del BM Bilbao aprovechó la conclusión del confinamiento para ir a visitar a su familia: a una abuela que le animó a correr, a un padre que en 2019 sufrió un grave accidente de tráfico y a sus seis hermanos. El plan era regresar a Donostia -su intención era abandonar la Blume para volver a la capital guipuzcoana- en agosto para ponerse en forma; pero de nuevo el coronavirus se interpuso entre ella y sus proyectos. Y, después, estalló la guerra. El conflicto armado entre el gobierno federal y el gobierno rebelde provocó que en noviembre el ejército lanzara una operación militar en la región de Tigray, justo donde se encuentra Wukro. Así que la casa de Gebre dejó de ser un lugar seguro. La atleta tuvo que abandonar su hogar y, con él, perdió todo tipo de contacto con su amigos y conocidos en Donostia. Por lo que con las comunicaciones caídas por guerra, fueron varios largos meses sin saber de la fondista.

Muchas largas semanas. Hasta que el pasado martes, Iñigo Eseverri, compañero de equipo y de fatigas, consiguió contactar con ella. Apenas fueron diez minutos de conversación, pero suficientes para saber que Gebre y su familia se encuentran bien. Refugiados en un campamento alojado en unas montañas colindantes a su localidad, sin luz ni agua, pero con comida. "Nos dijo que estaba bien, que se había tenido que refugiar con su familia en las montañas, que estaba pasando hambre y miedo; pero que estaba viva y que pensaba que tenían menos posibilidades de que les alcanzaran los bombardeos en el campamento donde estaban que en la ciudad", explicó Ricardo Jiménez, su entrenador en Donostia. La llamada de Eseverri fue la primera que Gebre recibió desde que el pasado noviembre estallara la guerra y sirvió para, al menos, tranquilizar a su entorno vasco. "Se encuentra bien, aunque sigue en medio de la zona de conflicto, en lo que está siendo una guerra en toda regla con bombardeos y víctimas civiles. Su prioridad ahora mismo es saber de varios de sus familiares que se han refugiado a las afueras de Wukro y de los que hace días que no sabe nada", explicó el propio Eseverri en las redes sociales.

Y es que Gebre puede presumir de ser una de las mejores fondistas estatales. Por atletismo viajó a Donostia y por amor se quedó. Y, desde entonces, ha logrado ser cinco veces campeona de España de campo a través, plusmarquista estatal de medio maratón desde 2018 y olímpica en los Juegos de Río de 2016. Además, hace dos años batió el récord de España de media maratón, dejando el crono en 1:09.51. E incluso ha conseguido entrar dos veces en el exigente cupo de las 20 mejores atletas del Mundial de Cross. Sin embargo, ahora, el atletismo no es su prioridad ya que, aunque Jiménez explique que la atleta se encuentra "pendiente tanto del conflicto bélico como del calendario de carreras que pueda haber"; por el momento la atleta solo tiene la mente puesta en mantener su familia a salvo. "Es la lucha por la vida. Ella es la mayor y la que protege a sus hermanos desde que murió su madre", concluye su entrenador en Donostia.

En una llamada de su compañero Eseverri, Gebre dijo estar refugiada en las montañas, sin luz ni agua, pero a salvo