REAL MADRID Laprovittola (5), Taylor (2), Deck (7), Randolph (2) y Tavares (19) --quinteto inicial--; Llull (19), Causeur (13), Abalde (2), Thompkins (8), Fernández (8), Garuba (6).
ASVEL VILLEURBANNE Freeman (11), Hayes (-), Kahudi (2), Yabusele (21) y Fall (6) --quinteto inicial--; Noua (-), Lighty (13), Diot (3), Cole (21), Howard (3), Bako (4).
Parciales 9-26, 21-24, 21-20, 30-14.
Árbitros Belosevic, Majkic y Cici.
Pabellón WiZink Center.
- El Real Madrid superó ayer (91-84) al Asvel Villerbaune en el WiZink Center gracias a un duro trabajo de orgullo, defensa y calidad ante un rival muy inspirado, que quiso revolcar con su ola al cuadro blanco pero se encontró con el portazo local que le afianza en zona de playoffs. Los de Pablo Laso, después de la derrota ante el CSKA, reconducen su marcha arriba en la tabla con 7-5, aunque para ello tuvieron que sudar la gota gorda.
El Asvel acribilló con triples en el primer tiempo y aguantó de pie hasta que el Madrid terminó manando en el Palacio con el último cuarto (30-14), desde la defensa y con Sergio Llull y Edy Tavares decisivos, ambos con 19 puntos. El equipo galo venía enchufado y así quiso seguir. Después de ganar al Barça y fulminar a triples al Panathinaikos, el Asvel aplicó la misma medicina contra el Madrid. Hasta poco antes del descanso, su carta de tiro en esa distancia era un 9 de 10. El primer tiempo pareció hacerse largo a los visitantes, pero lo sujetaron para llegar 10 arriba al descanso (40-50).
Con todo, a los de Laso pareció pillarles despistados, sin una defensa que supiera parar esos lanzamientos. Amagó con la reacción el equipo blanco (15-13), pero siguieron lloviendo triples galos. La respuesta local con la misma medicina fue Llull, con tres aciertos seguidos en el segundo cuarto (32-35). Sin embargo, por dentro se colaba también Fall, pese a la lucha de Garuba.
Los de Laso no acertaron a tomar el mando en esa pausa del chaparrón rival que habían comandado Yabusele, Cole y Freeman. Con 10 abajo, el Madrid volvió picado en el orgullo, con el banquillo muy metido en animar y excitar a los suyos, y mejor en defensa. Al final, la reacción de orgullo del Madrid, con un triple de Llull para confirmar el cambio de tercio, cerró el aro local.