- Desde que debutó en un recorrido de la Vuelta a España en 1999, el puerto de L’Angliru se ha convertido en el objeto del deseo tanto de escaladores como de aquellos ciclistas que pretenden inscribir su nombre como ganadores de la Vuelta.
En esta ocasión, se ascenderá a falta de una semana para finalizar la carrera y con un recorrido corto, temible y decisivo.
Los ciclistas solo gozarán de una primera parte de 20 kilómetros llana, incluso en ligero descenso, para entrar en un continuo sube y baja de 90 kilómetros jalonados con cinco puertos de montaña, dos de tercera, dos de Primera y el Angliru, de categoría especial, que se subirán en ese orden.
La duodécima etapa llevará a los supervivientes de la carrera desde Pola de Laviana hasta el Angliru con apenas 109,4 kilómetros de recorrido en los que se acumulan 4.000 metros de desnivel positivo.
Aunque esta jornada sobre el papel tenga 800 metros menos de desnivel acumulado que la de ayer en La Farrapona-Lagos de Somiedo, el esfuerzo en estos dos días será uno de los factores que pueden pasar factura.
Las duras rampas de hasta el 23,5% de La Cueña les Cabres, a unos 2 kilómetros de la llegada, en la que las bicicletas de los mejores ciclistas del pelotón no superan los 10 kilómetros por hora, son temibles y el más mínimo desfallecimiento o falta de fuerzas en ellas se termina pagando con la pérdida de un buen puñado de segundos.
No hay que rebajar tampoco la importancia que puede tener el puerto anterior, el Alto del Cordal, tanto por su dureza (5,4 kms al 9,3% con una pendiente máxima del 14%) como por el vertiginoso descenso que empalma directamente con el inicio de la subida a L’Angliru.
* Desposeído por dopaje