- Recién llegado de tierras portuguesas, donde el domingo pasado concluyó el Gran Premio Agostinho de Torres Vedras, Gari Bravo encara el tramo final del curso sin saber aún si volverá a ponerse un dorsal esta campaña. Ordizia, el 12 de octubre, figura en el horizonte, pero el Euskaltel-Euskadi no ha confirmado aún su alineación. El lazkaotarra se centra en seguir trabajando, con el buen sabor de boca que le ha dejado su protagonismo en tierras lusas.
¿Qué tal se encontró después de casi un mes sin competir?
-Estoy satisfecho. Fui a Torres Vedras con la mentalidad de disputar la carrera, porque aquella prueba se me ha solido dar bien. En la primera de las dos etapas, el sábado, se formó una fuga de quince en la que pude entrar gracias a un contraataque, señal de que las fuerzas acompañaron. Enseguida vi que la escapada podía llegar a buen puerto a nada que nos entendiéramos, pero no fue así. No había colaboración, en líneas generales. Sin embargo, cuando arrancábamos Julen Irizar (compañero de equipo) o yo mismo, entonces sí, se ponían todos a tirar.
El domingo, mientras, no se dejó ver tanto.
-Aún tenía reciente la paliza de la víspera, así que me centré en ayudar al equipo saliendo a los ataques. Unai Cuadrado anduvo muy bien. Y, desgraciadamente, Rubén Fernández sufrió unos calambres.
La temporada se acerca a su fin. ¿Qué balance hace de la misma?
-Para mí, como para todo el mundo, está siendo una temporada extraña. Llevé bien el confinamiento. Cumplí con todos los entrenamientos. Y en julio, ya de vuelta a la carretera, andaba como nunca, dando los mejores datos de mi vida. Por ello, lo del Tour d'Occitanie supuso para mí una especie de mazazo, porque no rendí como esperaba. La forma estaba ahí, pero creo que la falta de competición me pasó factura. Tengo 31 años, y se está viendo en esta campaña tan especial que los jóvenes vienen mostrando un nivel superior a los más veteranos. Necesitan menos carreras para coger una buena condición. Además, al margen de todo esto, me queda también la duda de cómo pudo afectarme lo de la boca...
¿A qué se refiere?
-¿Es que sabes lo que pasa? Que lo de Occitanie no me había pasado nunca. Iba con un dolor de patas terrible. Es cierto que inmediatamente después, en la clásica del Ventoux, pude entrar en la escapada y coronar en solitario un puerto tan mítico. Eso ya no me lo quita nadie. Pero a las dos semanas, en los Campeonatos de España, noté un dolor en un diente y resultó que tenía una caries del copón. Suelen decir que las infecciones en la boca también pueden afectarte a nivel más general. Fue una pena, porque, como te decía antes, mis datos decían que la forma estaba ahí.
Esos entrenamientos de los que me habla no suelen caer en saco roto...
-Claro, claro. En Portugal he disfrutado, me he visto mucho mejor y todo ese trabajo previo lo sigo llevando en las piernas. Si puedo seguir corriendo, espero que el entrenamiento termine dando sus frutos.
¿Cuál es su situación ahora mismo?
-Solo tengo contrato con el Euskaltel-Euskadi para la presente temporada, y estoy a la espera de que me comuniquen algo.
Supongo que le gustaría continuar en el equipo.
-Sí, porque me estoy encontrando muy a gusto y me siento plenamente identificado con el proyecto. Personalmente, me sigo viendo de naranja y percibo que puedo continuar aportando cosas. ¿Mi situación? Está claro que preferiría saber algo ya, cuanto antes mejor. Pero soy consciente también de cómo se mueven los equipos y de las circunstancias en las que vivimos a nivel general. He tenido años en los que me ha tocado esperar hasta noviembre para conocer mi futuro. Así que imagínate.
¿Le queda alguna oportunidad este curso para hacer méritos sobre el asfalto?
-En Torres Vedras ya nos dijeron que la temporada se terminaba allí para algunos ciclistas del equipo. Pero, de momento, no sabemos para quiénes. Parece que Ordizia se mantiene, el próximo 12 de octubre. Y se trata de un bonito aliciente. Aunque, como te comentaba, no hay alineación confirmada.
La crisis sanitaria ha hecho resentirse al calendario del Euskaltel-Euskadi.
-Sí, es cierto. Pero todos hemos tenido nuestras oportunidades. Si te decía antes que me siento identificado con el proyecto, es también por cómo se han hecho las cosas en este final de temporada. Los directores han priorizado que todos los compañeros pudiéramos correr, frente a la búsqueda de resultados mirando quién anda mejor o peor.
Nombre. Gari Bravo Oiarbide.
Edad. 31 años. Nació el 31 de julio de 1989.
Municipio. Lazkao.
Equipo. Euskaltel-Euskadi.
Trayectoria profesional
TemporadaEquipo
Logros. En 2011 se adjudicó la clasificación de la montaña en el Tour del Porvenir. Fue segundo en el final en alto de Cerler, en la Vuelta a Aragón 2018.
"Solo tengo firmado este año y estoy a la espera de que me digan algo; yo quiero seguir de naranja, porque me identifico con el proyecto"
"Tengo claro que todo ese trabajo lo llevo en las piernas; espero recoger los frutos, si puedo continuar corriendo"