- El Kutxabank Araski está de aniversario. Para ser exactos, cumple diez. Una larga década en la que el crecimiento del club vitoriano ha sido imparable para convertirse incluso en una alternativa al poder establecido en la pujante Liga Femenina. Tras la fusión del Abaroa y el UPV Araba nació un modesto equipo, como confirmó ayer la propia entidad, “para la mejora y estructuración del baloncesto femenino alavés, que una década después, sigue dando sus frutos”.
Con cerca de 300 jugadoras, 45 entrenadores y 25 equipos en su estructura, el Kutxabank Araski se ha asentado como uno de los proyectos más solventes y consolidados dentro de la élite femenina. Un club con la cantera como base de su existencia, que no es flor de un día y ha venido para quedarse con el fin de discutir poco a poco la supremacía de grandes colosos como el Perfumerías Avenida, el Spar Girona o el Valencia Basket.
La reciente renuncia a jugar competición europea, algo que se ganó sobre la cancha la pasada campaña, constituye el último ejemplo de que la directiva encabezada por Iratxe Rodríguez no pretende dar pasos en falso ni comprometer la estabilidad económica en estos tiempos tan complejos que se avecinan. Debido a la crisis motivada por el coronavirus y las consiguientes dificultades para cubrir el presupuesto, sus rectores se han visto a tomar una medida muy dolorosa.
Desde el primer ascenso a la Liga Femenina 2 allá por la temporada 2012-13, siendo la primera vez que un equipo femenino de Vitoria tenía presencia en la cúspide del basket femenino, el Kutxabank Araski no ha dejado de crecer. El momento culminante de la regular trayectoria verde se produjo en su sexto año de vida. El título de campeonas de la categoría de plata le dio la oportunidad de codearse con las mejores a partir de la campaña 2016-17.
Desde entonces, a la entidad alavesa le adornan tres títulos de la Euskal Kopa, tres billetes para la Copa de la Reina -en 2019 ejerció como anfitrión en Mendizorroza de un torneo en el que ha alcanzado en dos ocasiones las semifinales- y también tres presencias en las series finales por el título de la competición doméstica. Prácticamente imposible pedir más al Kutxabank Araski, que ha depositado una fe inquebrantable en Madelén Urieta para pilotar la nave desde hace años y acaba de acometer tres fichajes del máximo nivel (Anna Cruz, Tamara Abalde y Joy Adams) en busca de un salto de calidad.