- Con los respectivos calendarios reajustados y los Juegos Olímpicos suspendidos hasta el año que viene, el gran misterio del golf mundial es qué va a ocurrir con la Ryder Cup. De momento, se mantiene la cita prevista para septiembre en Whistling Straits (Illinois), pero son muchas las voces que piden un aplazamiento hasta 2021, sobre todo por la posibilidad de tener que jugarla sin público. Ya en 2001 se aplazó por los atentados del 11-S y ahora se podrían recuperar los años impares para su disputa. Eduardo Celles lo tiene claro: “Es mi opinión como espectador. La Ryder Cup, sin público, pierde todo su atractivo, sobre todo tras lo que se vivió en París. Es como la final de Copa que todos quieren con espectadores. Pero hay muchos intereses económicos y igual no hay otro remedio que hacerla”.
Al margen de la presencia o no de público, está en discusión el sistema de clasificación. Jon Rahm tiene su plaza asegurada, pero otros aspirantes deben sumar puntos y no tendrán las mismas oportunidades. Los dos circuitos no van a empezar al mismo tiempo y las oportunidades de jugar van a ser escasas para algunos. Por eso, los jugadores reclaman que el ranking mundial quede congelado, como ocurre en el tenis, hasta que no se recupere la normalidad en el golf y piden otro sistema para definir la clasificación a la Ryder Cup.