MIAMI - Maria Sharapova lo deja. La rusa, haciendo honor a su condición de estrella más allá de las pistas de tenis, no dio una rueda de prensa al uso ni envió un comunicado a través de los cauces habituales en el deporte, sino que anunció ayer su retirada con efectos inmediatos en una larga y sentida carta que publicaron en exclusiva Vanity Fair y Vogue. "El tenis ha sido como una montaña llena de valles y desvíos, pero con unas vistas increíbles desde arriba, desde la cima. Después de 28 años y cinco títulos de Grand Slam, estoy lista para escalar otra montaña, para competir en un terreno diferente", afirma Sharapova para cerrar a los 32 años este largo capítulo de su vida.
Su padre fue quien a los cuatro años la inició en el tenis en su Sochi natal y ambos viajaron a Miami dos años después para asentar allí su base de entrenamientos y comenzar "un largo viaje que me ha permitido conocer todo el mundo". Sharapova siempre ha destacado por su enorme competitividad y capacidad de trabajo. "Preguntarse si merecía la pena nunca era una opción", asegura. Sin embargo, las lesiones han acabado con su carrera, sobre todo esa en el hombro que le ha llevado a pasar numerosas veces por el quirófano desde 2008 y que le ha impedido recuperar su mejor nivel después de que en abril de 2017 regresara de una sanción por dopaje.
Tras el Abierto de Australia de 2016 dio positivo por meldonium y cuando volvió el circuito femenino estaba lleno de jugadoras que imitaban su juego agresivo y directo, ese que le llevó a conquistar cinco Grand Slams y a ser número 1 de mundo durante 21 semanas. Maria Sharapova es una de las diez jugadoras que en toda la historia ha logrado imponerse en los cuatro grandes al menos una vez. Ganó el primero en Wimbledon con solo 17 años ante Serena Wiliams, su más encarnizada rival, "y entonces no fui consciente de lo que suponía". A partir de ahí, comenzó una carrera que incluye, además de otros 36 títulos individuales en la WTA, la medalla de plata olímpica en 2012, la Copa Federación de 2008 y las Finales WTA de 2004. En su despedida, confiesa que "jamás en mi vida llegué a pensar que sería capaz de ganar en los escenarios más grandes de este deporte, y en todas las superficies. Ni en mis sueños más salvajes lo pude llegar a imaginar".
imagen perfecta Profesional desde los 14 años, Sharapova siempre se movió con cierto aire distante y solitario a lo largo de una trayectoria que le ha llevado a ganar cerca de 40 millones de dólares y le convirtió en imagen de grandes marcas como Nike, Porsche y Evian y en un reclamo para los más refinados eventos sociales. Su derrota ante Donna Vekic en primera ronda del Abierto de Australia fue su último partido oficial tras el que cayó al número 370 del ranking mundial, el peor de su vida. Desde ahí debía volver a fajarse en torneos menores o esperar invitaciones para los cuadros principales, algo que su actual nivel no justificaba.
Ahora que el circuito está dominado por jóvenes que apenas han superado la veintena, la tenista de Sochi entiende que su tiempo ya ha pasado. "El tenis me ha dado la vida y lo extrañaré todos los días. Echaré de menos cada entrenamiento, mi rutina diaria, atarme el zapato izquierdo antes que el derecho, cerrar la puerta de la cancha antes de golpear mi primera bola, extrañaré a mis entrenadores, los momentos con mi padre, los apretones de manos en la red tras ganar o perder y todas aquellas rivales que me hicieron ser mejor", resume Maria Sharapova, la gran diva del tenis.
su carrera
Cinco Grand Slams. Es una de las diez jugadoras que ha logrado ganar los cuatro grandes: Abierto de Australia en 2008, Roland Garros en 2012 y 2014, Wimbledon en 2004 y el US Open en 2006. Su rivalidad con Serena Williams acaparó la atención en la primera década de este siglo.
Sanción por dopaje. El año y medio que estuvo sin competir tras dar positivo por meldonium han marcado los últimos años de su carrera y han añadido un halo de misterio a su figura.