Grazalema - Situar a Mikel Landa frente a una montaña, aunque sea en la primera, o tal vez por ello, por eso de la ilusión del estreno de equipo y del curso, el Bahrain-McLaren, equivale a colocar a un niño frente a una tienda de chucherías y pretender que se controle y se esté quieto. No hay remedio ni camisa de fuerza capaz de sostener semejante empuje, irrefrenable, alocado, pura pulsión y arrebato. En una ascensión al de Murgia se le encienden los ojos, le entra el cosquilleo en las piernas, se le afila el colmillo y le da por el asalto pirata en cuanto escucha el susurro de las montañas, el eco de sus entrañas. Es así. Ya sea en el Giro, el Tour o en la primera etapa de la Vuelta a Andalucía. Naturaleza salvaje. Para Landa, las rampas son una tentación irresistible. Así que el de Murgia, como Oscar Wilde, simplemente, cayó en ella.
En Las Palomas, un puerto de Primera, 12,7 km al 6,5% de desnivel medio, Landa aleteó con fuerza después de varios propuestas de perfil bajo. Rapaz, el líder del Bahrain-McLaren afiló las garras a más de once kilómetros para la meta de Grazalema. Prensó con fuerza el manillar por la parte baja, su silueta ofensiva, y atacó con ese deje tan suyo, el de los iluminados que hacen las cosas con enorme facilidad. Cuando Landa escala, la montaña tiende a allanarse. Un fenómeno propio de Cuarto Milenio. Abadonó el alavés de un grupo para entonces selecto, donde tintineaba, entre otros, Jakob Fuglsang (Astana), campeón de la carrera andaluza el pasado año. El danés intuyó de inmediato que Landa no tenía intención de parar. No es su estilo. Es de los que piensa aquello de: el que pueda que me siga. Solo Fuglsang, que hace escasas semanas era señalado por relacionarse con el célebre gurú del dopaje Michele Ferrari (la acusación se cerró sin ninguna prueba concluyente), pudo esposar al alavés.
Ambos, sincronizados y poderosos no tardaron en construir un fortaleza magnífica. Alcanzaron la cima de Las Palomas con una ventaja de un minuto, mientras por detrás revoloteaban, Pello Bilbao y Dylan Teuns, compañeros de Landa, Ion Izagirre, escudero de Fuglsang, o Jack Haig. En el descenso, los perseguidores lograron limar medio minuto. Fuglsang y Landa hablaban el mismo idioma, el que les llevaría a un duelo al sol en un repecho de Grazalema. En ese escenario, entre callejuelas de casas blancas, las fachadas de la Andalucía al sol, el danés, más explosivo, descontó a Landa. Fuglsang, que el pasado año discutió con Alaphilippe en una rampa durísima en Siena, cambió el ritmo y atragantó a Landa. El de Murgia no pudo coger su rebufo y el danés, enrabietado, abrió los brazos como un pájaro. Landa aterrizó cinco segundos después. El resto de opositores al triunfo, Teuns, Haig, Pello Bilbao e Ion Izagirre perdieron menos de medio minuto. Un poco más cedió Rubén Fernández (Fundación Euskadi), que fue décimo.
Por otra parte, en la Vuelta al Algarve, Fabio Jakobsen (Deceuninck) venció al esprint en Lagos. Jon Aberasturi (Caja Rural) fue quinto. Asimismo, Diego López (Fundación Euskadi) logró el maillot de la montaña tras coger la fuga del día.
vuelta andalucía
1. Jakob Fuglsang (Astana) 00
2. Mikel Landa (Bahrain) a 6''
3. Dylan Teuns (Bahrain) a 25''
4. Jack Haig (Mitchelton) a 25''
Pello Bilbao