los motivos por los que la LaLiga solicitó ya la temporada anterior el cambio del calendario eran al parecer cuantiosos. Por una parte, el tema de la seguridad para evitar la coincidencia de partidos en una misma ciudad (que ya se hacía anteriormente aunque al Rayo en los primeros tiempos no lo tenían en consideración). Las obras en los estadios: en previsión de que no finalizaran a tiempo los clubes pedían comenzar fuera de casa la competición, algo que también se tenía en cuenta antes (este año Eibar y Real Sociedad jugaron tres encuentros sucesivos lejos de su estadio). Las competiciones europeas o el convenio con AFE, entre otros. Pero lo que prima por encima de todo es potenciar el clásico y algunos derbis. Los intereses económicos que mueve el fútbol, sobre todo los contratos televisivos, aconsejan que los clubes “grandes” lleguen en forma a los duelos entre ellos y con algo en juego. Por tanto, nunca veremos un Barcelona-Madrid en las primeras jornadas ligueras ni al final del campeonato cuando ya no haya nada en juego. Así que el sorteo ya no es un sorteo, es un sucedáneo excesivamente dirigido. Es rellenar los espacios que faltan a partir de los numerosos condicionantes. El resultado es un calendario mal llamado asimétrico. Podemos denominarlo desigual porque es diferente al que ha sido habitual hasta el curso pasado, o arbitrario, pues está hecho caprichosamente. O como queramos calificarlo; pero asimétrico no, como tampoco antes se podía afirmar que fuera simétrico. Ahora los aficionados tienen que hallar nuevas fórmulas memorísticas para recordar con quién juega su equipo el siguiente encuentro.

En cualquier caso, a los clubes menores no se les tiene en tanta consideración. El albiazul, por norma general, solicitaba empezar el campeonato fuera de casa porque Vitoria en esa época de agosto suele estar desierta. Pues esta temporada ha jugado las dos primeras jornadas en Mendizorroza. Tampoco se toman como condicionantes el que un conjunto de la categoría del Deportivo Alavés tenga un complicado final de liga, pues en los últimos cuatro partidos de competición juega contra el Madrid y el Barcelona, además del Betis. Si todo está decidido en la parte alta nos podría beneficiar incluso, pero a priori no parece lo mejor ni lo preferible.

Si Garitano pedía a sus muchachos mejorar en esta segunda vuelta, todo ha sido decirlo y hacerlo, pues lo han ejecutado con mucha ligereza y prontitud; en consecuencia, el Alavés la ha comenzado de la mejor manera posible: con un triunfo. Conseguido con mucho trabajo, no podía ser menos, y por un margen mínimo, tampoco destacamos por ganar los partidos por una gran diferencia de goles. Todo hay que decirlo: en este caso debió ser mucho más claro el resultado y ahorrarnos tanto sufrimiento final. Así que, después de cinco encuentros sin conocer la victoria, la última también a domicilio ante el Eibar el lejano 24 de noviembre, los albiazules vencieron al mismo rival al que ya se impusieron en el inicio del torneo. Porque, pese a que los enfrentamientos deberían seguir un orden diferente a los de la primera vuelta, el comienzo de esta segunda coincidió con el mismo adversario con el que comenzó el campeonato. Ha conseguido un triunfo reparador que debe servirle de catapulta para lograr el despegue de manera definitiva. Aunque, pese al buen resultado obtenido, solo ha servido para distanciarnos dos puntos del Celta, que ahora marca el descenso, y que solo pudo empatar en San Mamés, ya que todos, salvo el Leganés, han puntuado esta jornada.

El encuentro del sábado supuso el buen debut de Camarasa en su nueva etapa como albiazul en sustitución de Wakaso, que ha causado baja también en la plantilla después de haberse marchado a China y dejar una bonita cifra como regalo. De modo que todas las partes salen ganando. En este momento hay tantos movimientos de salida, Sivera, Guidetti y Wakaso, como de entrada, Camarasa, Ismael y Roberto, en este mercado invernal. Evidentemente, aún falta algún jugador por llegar; imagino que también por salir. El último en aterrizar es un portero, Roberto, que tendrá que aceptar el papel de suplente. Igual no le importa demasiado, así sumaría un nuevo club a su colección y estaría más cerca del Guiness. Del medio centro, nada se sabe todavía. A lo mejor, cuando se encuentre ya no hace falta su concurso.

Si la progresión de puntos de la primera vuelta se confirma en la segunda, el Alavés llegaría a cuarenta, cifra que ha sido suficiente para la salvación en las últimas siete temporadas. Solo en la campaña 2011-12, el Villarreal descendió con una cantidad mayor: 41 puntos. Por de pronto, el comienzo es muy prometedor, aunque solo sirve para igualar lo hecho en el primer envite del campeonato.