ion Izagirre encontró ayer El Dorado en Eibar, donde se cosió a la piel el maillot amarillo de ganador de la Itzulia. El de Ormaiztegi cargó el último cartucho de su fusil antes de arrancar la última etapa. Lanzó el primer aviso en forma de salva desde lo alto del camión de firmas y un puñado de horas después su disparo no pudo ser más certero. Apuntó al centro de la diana y no falló. Tras cruzar la línea de meta se fundió en un abrazo con su aita, Joxeramon, su mujer Eider, embarazada de su segunda hija, y Maddi, la primogénita, ajena a todo el jolgorio. La felicitación con su hermano Gorka llegó un buen rato después, ya en el autobús del Astana, donde corrió el champán, una rutina para el conjunto kazajo. El Eustana. Ion, el primer vasco en ganar la gran carrera de casa desde que lo hiciera Iban Mayo en 2003, no pudo contener las lágrimas, como un niño tras desenvolver su tan ansiado regalo. El menor de los Izagirre, que fue tercero en 2015, 2017 y también el año pasado, pudo por fin subirse a lo más alto del podio.

Allí, vestido de amarillo, orgulloso, se dio un baño de masas y escribió su nombre en el palmarés de la Vuelta al País Vasco como el octavo euskaldun en conquistar la Itzulia. Antes que él guipuzcoano lo lograron: Mariano Cañardo (1930), Luis Pedro Santamarina (1970), Miguel Mari Lasa (1974), Julián Gorospe (1983 y 1990), Peio Ruiz Cabestany (1985), Aitor Osa (2002) e Iban Mayo (2003). Dieciséis largos años de sequía, aunque Samuel Sánchez, vestido con el naranja del Euskaltel-Euskadi, también ganó la carrera en 2012.

Desde el triunfo de Mayo, hasta cuatro vascos más se han colado en el podio de la prueba, David Etxebarria, Beñat Intxausti, Mikel Landa y el triunfador ayer, Ion Izagirre. El de Murgia, que afrontaba la Itzulia con el objetivo de recuperar sensaciones pasadas y sumar kilómetros de cara al Giro, aunque sin perder la cara a la carrera para tratar de ganar una etapa. Fue séptimo en la general después de una última en la que tuvo que cambiar de bici en dos ocasiones. No disfrutó Landa, lo que sí hizo Markel Irizar en la que fue su última participación en la Itzulia, aunque la acabó magullado y con la muñeca izquierda hinchada tras una dura caída.

BRAVO, EL MÁS COMBATIVO El Euskadi-Murias, por su parte, el único conjunto vasco en liza, se dejó ver en casi todas las fugas y peleó por el maillot de la montaña hasta la última etapa. Este lo lució durante varias jornadas Gari Bravo, que aunque lo perdió el viernes, tuvo el consuelo de subirse al podio de la Itzulia como el corredor más combativo de la carrera.