Vitoria - Hace aproximadamente un año el vitoriano Aitor Karanka aún digería junto a su familia la pérdida de su padre Fernando tres meses antes. Coincidía casi con el fin de una época de barbecho para él después de su salida del Boro inglés. Incluso durante esos meses de parón recibió la llamada del Deportivo Alavés, entre otros clubes. Días después, casi al finalizar 2017, un telefonazo desde Atenas le proponía arrancar una nueva etapa como entrenador. El 8 de enero pasado el Nottingham Forest anunciaba su contratación. Han pasado ya cinco años desde que comenzara su etapa como entrenador en solitario y su cartel en el fútbol inglés empieza a verse con cierta frecuencia. Con mucho sufrimiento lograba la pasada campaña mantener la categoría y de paso ganarse el crédito suficiente como para poder exigir a los responsables del club que, por ejemplo, su hermano David le acompañara en esta aventura desde el arranque de la presente temporada. Luego llegaron 17 fichajes más y una expectación tremenda entre la masa social de la entidad. Más de 22.000 socios que responden cada semana al estilo de los Karanka. “Que esté conmigo tiene una importancia grande. Ha venido por su capacidad y sus conocimientos y no por el hecho de ser mi hermano. Sabía que algún día quería que trabajase conmigo. Resulta un apoyo fundamental”, cuenta Aitor desde el Reino Unido.
Es parte de la conversación vía Skype que DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA mantiene con los hermanos vitorianos, en un receso de su apretada agenda desde la ciudad deportiva del Forest. El maratón de partidos de estas semanas es notable -cuatro en apenas nueve días, con visita al Chelsea incluida- y deben compaginar sus quehaceres diarios con las fiestas navideñas y su familia. “David lo pasa algo peor porque está aquí solo, sin embargo yo tengo a mi mujer y mis hijos y ya llevo cinco años en Inglaterra. Es evidente que siempre te apetece estar con los tuyos, pero cuando no se puede hay que asumirlo como parte de nuestro trabajo”, manifiesta el hermano mayor . Aitor y David se quedarán en Nottingham al jugar el primer día del próximo año ante el Leeds y el resto de su familia se desplazará a Vitoria. Entre ellos, Ibai, el hijo de Aitor, un asiduo a los entrenamientos cuando sus obligaciones académicas se lo permiten. “Muchos sábados y domingos se viene a la ciudad deportiva y los lunes a los partidos. Es un orgullo para mí que esté también cerca mío en el día a día y vea lo que es el fútbol”, presume. Apenas hay casos similares al suyo. Tan sólo el de los mellizos Barros Schelotto en Boca Juniors. “Lo mejor es darle naturalidad al tema. Tratarle como uno más del grupo técnico. El rol familiar queda para fuera de la ciudad deportiva. Lo importante es que sea otro más”, cuenta Aitor delante de un ilusionado David. “Cuando éramos futbolistas quisimos jugar juntos y no pudo ser. Ahora se ha dado la circunstancia y la verdad es que estoy encantado. Fue una decisión fácil. Al principio me planteé entrenar en solitario, aunque cuando me llamó mi hermano no dudé”, relata el menor de los Karanka, quien la pasada campaña fue segundo en el Real Murcia y anteriormente había estado otros tres ejercicios en las categorías inferiores del cuadro pimentonero y la selección murciana. Seis meses en tierras inglesas le han bastado para contagiarse del ambiente futbolístico que allí se vive. “Es espectacular. Esta categoría se vive con la misma intensidad que la Premier. Los campos siempre están llenos”, desgrana David.
Su carrera como preparador va quemando etapas y no se plantea ningún tipo de meta a largo plazo. Este curso está experimentando situaciones que hasta ahora no había vivido al mismo tiempo que la exigencia va en aumento “Sólo pienso en crecer año a año. Me marco el darle a Aitor lo que me pide. Esto es más profesional, pero no tengo menos trabajo que lo que tenía en el Real Murcia porque allí estábamos menos gente. Hay que estar con los cinco sentidos, ya que los matices te hacen estar arriba o abajo”, cuenta. Se le hace raro pasar sus primeras fiestas navideñas lejos de su mujer e hijas y con más partidos que tiempo casi para saborear el turrón. “Soy una persona que me adapto rápido a las situaciones y esto es lo que toca este año. Estoy encantado y cuando termine la temporada ya habrá tiempo de estar con ellas”.
A David le toca hacer de todo, no tiene una función específica. “Nuestra tarea consiste en facilitarle a Aitor el trabajo diario y estar pendiente de los jugadores. Suelo hacer los cortes del entrenamiento por si él quiere ver alguna cosa puntual y junto a un compañero del staff me encargo de las acciones a balón parado ofensivas de nuestro equipo, siempre viendo antes cómo defiende el rival de turno”, revela. Se le nota entusiasmado con su nueva responsabilidad y pese al cambio de cultura e idioma afirma sentirse integrado con todo lo que rodea a la entidad y su nueva ciudad desde el primer día que llegó. Aitor y David Karanka, juntos en el mismo banquillo. Aunque lejos de su casa, tratan de hacer historia con el Nottingham y devolverlo antes de junio de 2020 a la Premier.