Esta es la historia de tantas personas que persiguiendo el sueño de ejercer una profesión hacen las maletas para asentarse allí donde acogen la pasión; esas personas cuya brújula es la búsqueda de la felicidad. Es la historia de Beñat San José (Donostia, 1979), la de tantos que han emprendido la aventura de emigrar persiguiendo desarrollar la vida anhelada por uno mismo.
A los 15 años, enrolado San José como jugador en la cantera de la Real Sociedad, empezó a satisfacer su inquietud por la enseñanza, mucho antes de terminar sus estudios de pedagogía: comenzó a entrenar a niños de 8 años. Mientras educaba, crecía como futbolista. Jugó en el Antiguoko, donde coincidió con Xabi Alonso o Aritz Aduriz, con quienes comparte un grupo de WhatsApp llamado Harlem 97, en referencia a un torneo disputado en la ciudad holandesa.
Sus sueños de futbolista se nublaron a los 23 años, cuando militaba en el filial de la Real. Dos lesiones de rodilla apagaron su esperanza de futbolista. Paradójicamente, su desgracia estaba por repartir miles de alegrías. San José aún no lo sabía.
Apuró sus últimos partidos en el San Juan de Luz de Tercera División y en la selección española de fútbol playa, cuando definitivamente se extinguió el futbolista. Nació, como dice, el “técnico por lesión”.
La oportunidad de ejercer se la brindó la Real a sus 28 años. En Zubieta permaneció cuatro campañas formando a jóvenes, hasta que Raúl Caneda, otrora ayudante de Juanma Lillo en la Real, pretendió a alguien de confianza como su ayudante en el club más poderoso de Arabia Saudí, el Al-Ittihad. Y allí se marchó San José. A la aventura.
El donostiarra había encaramado al equipo saudí sub’23 en la segunda plaza, la mejor posición de su historia, cuando la destitución de Caneda le permitió heredar el cargo en el primer equipo. Ante su primera gran oportunidad, conquistó la King’s Cup, cumpliendo así el objetivo del club con récord de goles incluido. El método San José rendía su primer logro. A sus 33 años, se convirtió en el entrenador europeo más joven en ganar un título fuera de su país y el más precoz en Asia.
Inquieto como muestra su currículo, amante de los retos y la novedad, en 2014 se mudó al Al-Etiffaq también saudí. Es la única campaña en banquillos de primeros equipos que no le ha reportado récords. Ocupando la segunda plaza, perdió un derbi que alteró sobremanera al responsable de la entidad, y entrenador y club decidieron desvincularse.
San José agarró el pasaporte y puso rumbo a Chile, motivado por su admiración a Marcelo Bielsa. “Pocas veces he visto jugar tan bien a un equipo como el Athletic de Bilbao que dirigió”, expresó para la agencia Efe. El guipuzcoano se encerró en un hotel buscando inspiración mientras aguardaba a la oportunidad con la constancia de analizar partidos sin cesar. Incombustible.
Su método consiste en acondicionarse al grupo humano, en adaptarse a las características de las personas, en lugar de imponer un sistema preconcebido. Aunque alberga la preferencia del fútbol vistoso y ofensivo, “el estilo de juego lo determinan los jugadores”, concreta para el diario Marca; “mi estilo es intentar adaptarme al país, al club y a los jugadores”, ahonda para la radio ADN. San José es camaleónico, pero esto exige de repertorio. En su tiempo de ocio, sigue estudiando fútbol, obsesivo persiguiendo la perfección. “Soy un enamorado de la táctica y la historia de la táctica”, asevera. Conjuga su adaptación con la máxima del compromiso: once atacan y once defienden. “El que no lo hace, no tiene sitio en mi equipo”, sentencia en El Confidencial. Además, aplica sociología y psicología a sus proyectos: “La mejora de la persona es la mejora del futbolista, y la mejora del futbolista es la mejora del equipo. Si detecto a alguien mal emocionalmente, hablo con él”. Antepone a las personas a los profesionales; el individuo como sustento del colectivo.
El Antofagasta le solicitó en 2015. Cogió las riendas del colista, a 4 puntos de la salvación y un bagaje de dos goles en seis partidos. Ejercía, también, de director deportivo. “Me recuerdo tomando las uvas mientras veía jugadores”, evoca en Marca. En un curso evitó el descenso y logró la mejor clasificación de la historia del club, alojándolo en la liguilla de la Copa Sudamericana. Fue reconocido mejor técnico. El apodo se acuñó: El entrenador milagro.
Seguido se mudó a Bolivia para dirigir al Bolívar, séptimo el año anterior. Conquistó dos títulos ligueros en una campaña, el Apertura y el Clausura, y con récord de puntos.
Su última experiencia ha sido en la Universidad de Chile, donde se ha proclamado campeón este 2018, protagonizando el mejor arranque de liga del club y el récord de goles anotados y menos encajados.
Como es habitual, San José ha emigrado, esta vez al Al Nasr de los Emiratos Árabes Unidos, donde esperan de brazos abiertos sus milagros. Las lesiones truncaron la carrera de una persona, pero proyectaron otra que reparte felicidad a miles.
2008-12. Categorías inferiores de la Real Sociedad.
2012-14. Al-Ettihad (Arabia Saudí) sub’23 y primer equipo. Gana la King’s Cup.
2014-15. Al-Ettifaq (Arabia Saudí).
2015-16. Antofagasta (Chile). Logra la salvación y clasifica al equipo para la Copa Sudamericana. Mejor posición histórica del club.
2016-17. Bolívar (Bolivia). Gana el Apertura y el Clausura con récord de puntos.
2018. Universidad Católica. Gana la liga con récord de goles anotados.
2018. Al Nasr (Emiratos Árabes Unidos).