moscú - Cada vez que el fútbol toca el avispero de los Balcanes explota la polémica. El último capítulo se vivió en el Serbia-Suiza, cuando Xherdan Shaqiri y Granit Xhaka, ambos con raíces albanesas, celebraron los goles haciendo el águila que simboliza su país de origen. Un gesto vivido como una provocación en Serbia y que motivó que la FIFA, siempre reacia a que la política se mezcle con el deporte, abriera un expediente y estudie sanciones contra los jugadores y contra el país. Dos días después del partido, la Federación Serbia emitió un comunicado en el que consideraba “turbio” que un germano pitara un partido con Suiza, país que tiene un cantón alemán, al tiempo que señalaban que se había utilizado de forma parcial la asistencia de vídeo, sobre todo en un penalti a Mitrovic. Los suizos, por su parte, aseguraron que los aficionados rivales silbaron durante todo el partido a sus futbolistas de origen albanés, Shaqiri, Xhaka y Blerim Dzemaili, además de a Valon Behrami, de origen kosovar. Por ese motivo, el presidente de la Federación Suiza, Peter Gilliéron, consideró poco probable que sean sancionados o, en todo caso, de forma muy ligera. “Una sanción sería un mazazo”. En Suiza, el caso ha llegado hasta las más altas esferas y los futbolistas han recibido el apoyo de los ministros de Deportes, Guy Parmelin, y Exteriores, Ignazio Cassis. - Efe