“Tengo hambre. Debería haber acabado el desayuno”. Este mensaje podría ser perfectamente de cualquier adolescente de estos tiempos, ansiosa por contar su vida en las redes sociales. Y, en efecto, es el mensaje que una joven californiana de 17 años dejó ayer en twitter. Pero resulta que esa chica, Chloe Kim, ganó un rato después y con gran autoridad la medalla de oro en la modalidad de halfpipe en los Juegos de Invierno de Pyeongchang. Eso la convierte en la primera mujer nacida en el siglo XXI que se convierte en campeona olímpica. “La campeona milenial”, le llaman ya a esta californiana que no dudó en compartir sus pensamientos en plena final. “Miro las redes sociales porque me distrae. Hago lo mismo cuando tengo que pasar el control antidopaje. Me pongo nerviosa si hay un extraño mirándome en el cuarto de baño”, explica.
Hace cuatro años no le permitieron competir en Sochi por su edad, pero ahora Kim ha podido cumplir “el sueño” de ganar en los Juegos que se celebran en el país de sus antepasados. Junto al tubo estaban sus padres, que emigraron a Estados Unidos en 1982, sus dos hermanas, tres primos, tres tíos y su abuela de 75 años, que aún vive en Seúl. La ausencia de especialistas coreanas la ha convertido en favorita del público local en estos Juegos, algo que Chloe Kim acepta con naturalidad porque ya se ha convertido en una celebridad en su especialidad y en todo el deporte estadounidense. Grandes marcas como Toyota, Samsung y Nike han unido su nombre al de una chica que empezó a amasar éxitos en los X Games con solo 14 años y que supone un reclamo para atraer a los jóvenes milenials hacia los deportes de invierno.
La nueva campeona olímpica que empezó a practicar el snowboard con cuatro años durante las vacaciones familiares en Colorado y que ahora acompaña en la gloria a su compatriota Redmond Gerard, que el pasado domingo ganó también el oro masculino en slopstyle con la misma edad que Chloe Kim. La californiana fue la más joven ganadora de la Copa del Mundo de snowboard con solo 14 años, logró la nota perfecta con solo 15 y en 2016 fue elegida por la revista Time entre los 30 adolescentes más influyentes. “No hago snowboard para ganar, solo porque me divierto. Eso es todo”, asegura Kim, siempre con una sonrisa en la cara, un aire de timidez y los dedos dispuestos a contar al mundo lo que le pasa por la cabeza entre ronda y ronda.