gasteiz - Sky significa cielo en inglés. Es el Olimpo del ciclismo y de las ganancias marginales. Allí reina Chris Froome, la máxima estrella mundial, el hombre de los cuatro Tours de Francia y una Vuelta a España. Una línea azul recorre el maillot del conjunto británico a modo de icono de la transparencia y el ciclismo limpio que promulgan según la mercadotecnia de la estructura que comanda David Brailsford. Esa frontera azul ha descolorido. Se ve más borrosa. Azul oscuro, casi negro. La Unión Ciclista Internacional (UCI) anunció ayer el positivo de Chris Froome por salbutamol, un broncodilatador, en una muestra recogida durante la Vuelta a España en la etapa que terminaba en Santo Toribio de Liébana. El resultado detectado en la orina del británico muestra el doble de la cantidad permitida de la sustancia. El broncodilatador, comunmente conocido como Ventolín, al igual que los corticoides, es un producto que figura en la lista de sustancias prohibidas de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) salvo que se disponga de una autorización para su uso terapéutico. Froome, asmático reconocido, al igual que numerosos dorsales del pelotón, dispone de una AUT (Autorización de Uso Terapéutico) para su empleo. Sin embargo, el uso del salbutamol está limitado a 1.000 nanogramos por mililitro. Según un comunicado emitido por su equipo, el Sky, en la muestra de Froome “los análisis indican una presencia de salbutamol en una concentración de 2.000 nanogramos por mililitro”. El doble de lo permitido.
Este medicamento está permitido por inhalación (mediante esprai) a todos los corredores que lo notifiquen debidamente y que presenten un certificado de padecer asma, enfermedad para la que está recetada. La aparición de una cantidad superior a la fijada por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) podría significar que a su efecto antiasmático, el salbutamol le sume el efecto anabolizante. Una dosis alta da fuerza, facilita la fabricación de músculo y la eliminación de grasa. “Los bronquios no son capaces de asimilar esa cantidad mediante la inhalación”, establece Iñaki Iñigo, médico de la Federación Española de Ciclismo, respecto a la cantidad que flota en la muestra de Froome. El salbutamol también puede ser suministrado mediante vía oral o como inyectable. “Eso es lo más probable”, exponen fuentes consultadas. “El problema con Froome puede haber sido la metabolización de la sustancia por parte del organismo”, añade Iñigo.
De ese exceso en la tasa de salbutamol nace el positivo de Chris Froome que reveló el diario The Guardian y obligó a la UCI, al Sky y al propio corredor a informar del positivo dos meses y 22 días después de que fuera tomada la muestra al británico durante la Vuelta a España. La tardía confirmación del positivo sombrea aún más el caso. La UCI matiza en su comunicado que según las Reglas Antidopaje, la presencia de salbutamol en una muestra “no da como resultado la imposición de suspensión provisional obligatoria contra el corredor” y que se abrirá una investigación para que el corredor demuestre que no se ha dopado. “Es bien sabido que tengo asma y sé exactamente cuáles son las reglas. Utilizo un inhalador para controlar mis síntomas (siempre dentro de los límites permisibles) y sé con certeza que voy a someterme a controles todos los días en los que lleve puesto el maillot del líder de la carrera”, se defendió Froome, que se enfrenta a una sanción, todavía por determinar, en caso de que no sea capaz de demostrar que el positivo se debe a un fallo de su organismo. “Mi asma empeoró en la Vuelta, así que seguí los consejos del médico del equipo para aumentar mi dosis de salbutamol. Como siempre, tomé la mayor precaución para asegurarme de no utilizar más de la dosis permisible”, dijo Froome. En su alegato de defensa, la máxima estrella del ciclismo subrayó que “me tomo muy en serio mi posición de liderazgo en mi deporte. La UCI tiene toda la razón al examinar los resultados de los test y, junto con el equipo, proporcionaré la información que requiera”.
“máxima confianza” David Brailsford, mánager de la escuadra británica, argumentó que “hay problemas médicos y fisiológicos complejos que afectan el metabolismo y la excreción de salbutamol. Nos comprometemos a establecer los hechos y comprender exactamente lo que sucedió en esta ocasión. Tengo la máxima confianza de que Chris siguió las indicaciones médicas para controlar sus síntomas de asma, manteniéndose dentro de la dosis permisible de salbutamol. Haremos todo lo que podamos para ayudar a resolver estas cuestiones”. La UCI establece que superar esa tasa “no se interpreta como uso terapéutico y será considerado como una muestra adversa a menos que el deportista pruebe, a través de un estudio farmacocinético, que el resultado anormal es consecuencia del uso de una dosis terapéutica (por inhalación) superior a lo indicado”. Froome deberá demostrar que la ingesta de salbutamol se debe al tratamiento terapéutico y no a una ayuda para mejorar su rendimiento. En altas dosis, como se revela en la muestra de Froome, el salbutamol tiene un efecto anabolizante. “Con Froome existen dos opciones”, establece Jordan Santos, doctor en fisiología del ejercicio por la UPV. “Que un estudio farmacocinético demuestre que con dosis terapéuticas el cuerpo de Froome no procesa bien la sustancia y aparece en la orina una cantidad superior a 1.000ng/ml (se libraría de sanción) o que el estudio no consiga demostrarlo, con lo que Froome sería sancionado. Debido a la cantidad encontrada, sospecho que no es que se le haya ido la mano con el inhalador”. Hell en inglés es infierno.