Albany (Bahamas) - El ganador del Hero World Challenge se lleva a su casa un gran tigre que sujeta una bola del mundo. El premio, algo hortera, de este año fue para Rickie Fowler, que realizó una jornada final de 61 golpes, once bajo par, en el New Providence de Bahamas. Pero el ganador moral fue Tiger Woods, que acabó el noveno entre 18 participantes tras concluir con 68 golpes, su mejor vuelta final en cinco años, y rehacerse a las malas prestaciones de la tercera jornada.

Esta recuperación, de la que fue testigo directo Rafa Nadal y que no empañaron los dos bogeys con que cerró los 72 hoyos que ha jugado esta semana, es la que ha elevado la confianza del californiano y sus expectativas de su entorno. “Creo que el futuro es brillante. He dado golpes realmente buenos, he sentido de nuevo la adrenalina de la competición y me lo he pasado muy bien”, aseguró Tiger tras ese primer Top 10 después de mucho tiempo que le ha permitido subir 531 puestos en el ranking mundial, hasta el 668, y que levantó también el entusiasmo de quienes deben ser sus rivales este próximo 2018 que Woods pretende disputar al completo, si su espalda se lo permite. “Si es capaz de hacer ese swing durante todo el año no tengo ninguna duda de que va a volver a ganar. Claro que su presencia y su regreso nos motiva a todos, nos hace mejorar, va a ser muy bueno para el golf”, afirmó el vencedor Rickie Fowler, uno de los líderes de esa nueva generación de golfistas que nunca ha podido enfrentarse a un Tiger Woods a su mejor nivel.

El de Cypress aún no ha definido su calendario, pero tiene claro que lo diseñará “para llegar a los cuatro majors lo mejor preparado posible”. De momento, su posición en la clasificación mundial no le permite disputar los campeonatos del mundo, aunque todos sus rivales piensan que Woods puede volver por donde solía. El rugido del Tigre se oye cercano y quienes compitan contra él tendrán que mejorar aún más sus prestaciones o serán devorados por un animal competitivo con hambre de triunfos.