Vitoria - Los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 significaron un antes y un después en el deporte, no solo en el ámbito nacional. Coincidió una excelente generación de atletas en diferentes disciplinas con el magnífico trasfondo dado por la Ciudad Condal, que jugó con eficacia sus bazas para que sus Olimpiadas fueran recordadas como unas de las más exitosas de la historia reciente. En ese cóctel deportivo, del que este verano se cumplen 25 años, también había representación alavesa. DIARIO NOTICIAS DE ÁLAVA se ha puesto en contacto con cuatro de estos deportistas locales para que rememoren sus experiencias como parte de unos Juegos Olímpicos inolvidables.
Uno de los alaveses más reconocidos en ese momento era Martín Fiz. Pese a haber disputado también las Olimpiadas de 1996 y 2000, el vitoriano todavía siente nostalgia de su primera cita olímpica. “El de Barcelona es uno de los mejores recuerdos que tengo. Es la ilusión de cualquier chaval desde pequeño, estar en los Juegos Olímpicos con los mejores deportistas del mundo”, rememora el atleta.
De hecho, el maratoniano recuerda especialmente su charla con Arvydas Sabonis, el mítico pívot lituano. También añora cuando el legendario Dream Team compuesto por Michael Jordan, Larry Bird y Magic Johnson entre otros visitó la Villa Olímpica.
Fiz participó en la prueba de 5.000 metros lisos, disciplina que no era su especialidad, pero en la que consiguió un meritorio séptimo puesto, además de llevarse un recuerdo imborrable. “Yo solo fui con la intención de participar. Pero una vez te ves allí, en el Estadio Olímpico de Montjuïc, con 70.000 personas coreando tu nombre, solo piensas en llegar a lo más alto”, se sincera emocionado.
Además de participar en la histórica cita, el maratoniano guarda otro recuerdo muy especial en lo que a la previa de los Juegos se refiere. Y es que Fiz fue elegido para portar la antorcha olímpica en Vitoria, lo que le supuso “todo un orgullo”.
Uno de los deportes que regresó al panorama olímpico en Barcelona 92 fue la pelota. No obstante, fue considerado de exhibición, por lo que no contó para los medalleros oficiales de cada país. Poco importó este dato a los dos alaveses que tomaron parte del elenco español de pelotaris. Entre ellos se encontraba Juan Antonio Compañón, conocido como Konpa. El ilustre puntista jugó junto a Atain y ambos lograron imponerse a Francia en la final para obtener la ansiada medalla de oro. “Nosotros éramos la potencia en pelota y además jugábamos en casa. Ahí se demostró que cuando inviertes en deporte y tratas adecuadamente a los deportistas se recogen beneficios”, apunta el vitoriano. Él no notó distinción alguna en lo que a la experiencia olímpica se refiere, aunque el suyo constituyera un deporte de exhibición: “El hecho de que fuera demostración a nosotros no nos afectó para nada. Recibíamos el mismo trato que el resto de participantes y nos preparamos de la misma manera durante los cuatro años previos. Nos sentimos verdaderos deportistas”.
Otro de los pelotaris, que ahora ejerce como presidente del club de pelota de Zaramaga, guarda una impresión similar de hace 25 años. Jokin Larrañaga obtuvo la plata en el trinquete, pero quizás su mejor recuerdo data de cuando se enteró que iba a formar parte de la cita olímpica. “Me hizo una ilusión impresionante. Mis compañeros y yo nos sentíamos unos privilegiados dentro del mundo de la pelota. Había jugado varios mundiales, pero nada como aquello”, relata el gasteiztarra. Una vez en Barcelona, Larrañaga y su equipo se centraron en un objetivo: “Nos propusimos batir a Francia, y lo conseguimos en semifinales. Pero no contábamos con México, al que no conocíamos. Nos ganaron por su forma de jugar, totalmente diferente a la nuestra. Eso fue algo desilusionante”.
Álvaro González Galdeano fue otro de los deportistas que vivió una pequeña decepción, pero esta vez en ciclismo. El vitoriano fue profesional durante doce temporadas y se proclamó Campeón de España en el año 2000. Actualmente taxista, se plantó en Barcelona con solo 17 años y su primer contrato profesional recién firmado bajo el brazo. “El ciclismo no tiene en los Juegos Olímpicos su cita más prestigiosa, por lo que quizás no te lo tomas igual que otros deportistas. Pero cuando estás allí y te quedas a solo 40 segundos de la medalla te llevas una decepción”, rememora el ciclista alavés, que quedó quinto en la prueba contrarreloj por equipos.
Además, González de Galdeano lamenta haberse perdido la fiesta de inauguración, dado que competían al día siguiente: “La nuestra era la primera prueba de todos los Juegos, así que había muchos nervios por parte de la organización. Nosotros teníamos muchísima presión, queríamos quitárnosla cuanto antes”.
Excesos y preservativos Los Juegos Olímpicos son más que una cita deportiva, también para los deportistas. Y Barcelona no fue la excepción. En la Villa Olímpica quedan ocultas multitud de anécdotas, algunas de las cuales aún recuerdan estos deportistas alaveses. “Allí tenías todo gratis. Tú mismo te servías lo que querías comer. Recuerdo que a más de un deportista le llamaron la atención por engordar. Un boxeador se tiró horas corriendo para quemar lo que había comido y dar el peso para poder competir”, recuerda Larrañaga. El pelotari también se fijó en las raciones de los deportistas, muy variadas en función de cada disciplina: “Las gimnastas apenas tenían nada en la bandeja, mientras que las nuestras estaban a rebosar”. González de Galdeano también alude al aspecto gastronómico: “Había países de deportistas con menos recursos que se aprovechaban de la comida gratis y volvían con las maletas llenas de manjares. Pero no solo del buen comer vivía el deportista. También había muchos entretenimientos, como una bolera que creo que montaron algunos de Vitoria. Al final, tuvieron que cerrarla porque había deportistas que sufrieron sobrecarga en los brazos de tanto jugar”, evoca el ciclista.
Por su parte, Martín Fiz se quedó con un detalle muy especial. “Los deportistas sufren mucho estrés tanto en las preparaciones como en los propios Juegos Olímpicos, y allí se dan rienda suelta a las alegrías y las emociones. Por eso, no era raro ver abundancia de preservativos. Si se usaban o no, yo ya no lo sé”, describe entre risas el atleta.
Aunque naciera en el municipio guipuzcoano de Eibar, esta alavesa de adopción también participó en los Juegos de Barcelona, aunque se había estrenado en los de Seúl 88. En 1992, la atleta compitió en los 400 metros. Fue eliminada en segunda ronda.
La provincia de Álava contó con ocho representantes en los Juegos Olímpicos de 1992. Silvia Manrique, que logró el oro con el equipo de hockey, Rita Oraa en voleibol, Óscar Vega en boxeo e Iñaki Urdangarin en balonmano fueron los otros cuatro participantes.