murgia -A medida que Murgia, el hogar de Mikel Landa, abre su puerta, al cielo le da por agrietarse una pizca. Entre las nubes tripudas, repletas de agua, se dispone una tregua y el murgiarra se refugia a la lumbre de un café solo antes de realizar un entrenamiento. Si llueve se atará al rodillo. Si el tiempo le guiña un ojo soltará las piernas por la carretera. Esa sensación de libertad pretende trasladarla a un Giro que correrá sin grilletes, el lugar de su felicidad.

Llega el Giro. ¿Cómo lo afronta?

-Estoy con ganas. El Trentino (actualmente Tour de los Alpes) me ha dado el punto de confianza que me faltaba y también me ha dado un ritmo bueno, algo que estaba buscando. Además me ha dado las buenas sensaciones que necesitaba. Tengo ganas y estoy en buen momento.

¿Siente presión?

-Estoy tranquilo. No noto presión, pero sí que estoy con ganas de hacer algo. Estoy en un buen momento ante un Giro con un buen recorrido y creo que es una buena oportunidad para mí.

Habla de una buena oportunidad. ¿Cuál es su objetivo?

-El objetivo es pelear por el Giro; puede ser la victoria en la general, un tercero o un quinto puesto o un décimo. Eso sí, me gustaría ser parte de la carrera, ser parte importante de ella. Ser protagonista y estar hasta el último día metido en la pelea, acabe donde acabe. En eso, mi mayor ejemplo es Nibali. Esté como esté hay que tirar para adelante y aguantar hasta la última semana.

En 2015 el Giro se lo dio todo. Fue tercero y se exhibió en la montaña. En 2016 se tuvo que retirar. ¿Tiene la sensación de que vuelve a empezar?

-Sí, puede ser. El Giro es la carrera en la que exploté y llevo dos años en los que no he podido jugar mis cartas (Astana le frenó en 2015 para apostar por Aru). Tengo aprendida la lección y en este Giro voy a ir a por todas. No va a haber excusas para no poder hacerlo.

Dice que va a hacer lo que quiera, pero ¿están claros los roles de liderato en el Sky?

-Sí. En cuanto a lo que a mí me ha transmitido, sí. Hay dos líderes, Geraint Thomas y yo, y en ningún momento uno se va a ver perjudicado por el otro, en teoría. No voy a tener que frenar por esperarle a él. Con eso me vale.

Una cosa es la teoría, el plan que se tiene, pero ¿cómo se hace eso en carrera?

-Será complicado. En eso me beneficia que haya tantos favoritos. Supongo que habrá mucha gente que querrá ser partícipe de la carrera y se moverá. La carrera se lanzará por sí sola. No seremos nosotros, tanto Thomas como yo, los que nos perjudiquemos entre nosotros.

Recientemente, en el Tour de los Alpes, Thomas y usted compartieron liderato y en una de las etapas usted le cedió el triunfo. ¿Cómo salen ambos de esa carrera, hay cuentas pendientes?

-El primer día yo perdí opciones de disputar la general. Teníamos marcada la tercera etapa como día para hacer diferencias en la general y vi claro que él tenía que coger la bonificación y ganar aquel día. Me hubiera gustado ganar, pero la táctica del equipo era esa y la respeté.

¿Le tiene especiales ganas al Giro por lo que le sucedió el año pasado?

-Sí, pero no solo por lo que pasó el año pasado -Landa se tuvo que retirar de la carrera italiana por una gastroenteritis cuando comenzaba la mejor parte del recorrido para sus características- sino también por lo del anterior, porque no pude jugar mis cartas. Van pasando los años, conozco mejor el Giro y quiero dar el máximo de mí. Estoy entrando en la mejor edad como ciclista y le tengo especiales ganas.

¿Tiene que ver con la madurez y con la posibilidad de hacer la carrera como usted quiere?

-El año pasado fue un año complicado. Aprendí bastantes cosas. Tengo ganas de tener oportunidades y aprovecharlas, de no dejarlas escapar.

¿No se le hace extraño llegar al Giro sin haber sumado ningún triunfo, a diferencia de los dos últimos años?

-La verdad es que sí. No he estado lejos de ganar. En la Vuelta a Andalucía, el día que ganó Pinot, de poder haber aguantado un poco más a Contador podría haber luchado por ganar la etapa y en Trentino he estado cerca de ganar varios días. No tengo una victoria, pero sí la confianza suficiente para ir al Giro.

Ha alterado la planificación y ha podido entrenar sin problemas. ¿Eso le ha dado la confianza?

-Los otros años he empezado mal, pero en esta ocasión he podido entrenar bien desde noviembre. Siempre sin parar, en una progresión adecuada y eso es lo que más confianza me da aunque ni en Tirreno ni en Catalunya tuve las sensaciones que quería, el trabajo ahí está. Antes o después espero que salga.

Este curso ha apostado por la concentración en altura. ¿Cómo lo ha digerido su organismo?

-Todavía no lo sé. Estuve en febrero. Allí estoy muy bien, pero luego en casa no sé muy bien cómo estoy. Entonces no lo he vuelto a hacer, por si acaso. No quiero hacer más experimentos. El año que viene probaré otra vez y ya se verá. Poco a poco.

¿Quiénes son los favoritos para el Giro?

-Nairo Quintana es el más fuerte y Nibali el más peligroso. Yo me quedaría con ellos. Luego hay un montón de candidatos. La cantidad hará que alguno pueda ser más peligroso que en una carrera menos abierta.

El recorrido de la ronda italiana del centenario asusta. ¿Qué etapas considera determinantes?

-En mi opinión, la etapa del Blockhaus hará alguna diferencia, además de las dos cronos que hay, sobre todo, la del último día. La última semana, con las etapas que no acaban en alto, puede haber huecos. Si coronas el puerto un poco perjudicado y delante se juntan dos o tres creo que se pueden abrir huecos importantes.

La contrarreloj de cierre, entre Monza y Milán, se antoja vital.

-Sí. Recuerdo el año que venció Hesjedal, que le quitó el Giro a Purito el último día. La crono de este Giro se asemeja a aquello. Espero que con la semana final tan dura que hay no haya un contrarrelojista puro entre los que se estén jugando la carrera y podamos jugarnos la carrera otra clase de corredores y no se hagan tantas diferencias para alterar la general.

La última semana del Giro es un todo o nada.

-Sí, ahí se va a decidir quién gana la carrera. Pasará lo de siempre. La primera semana aparecerá un sputnik que parece que va a ganar el Giro; la segunda semana parecerá que lo gana otro y la tercera lo ganará el más fuerte.

¿Ha podido estudiar alguna etapa del Giro sobre el terreno?

-Solo he visto la crono porque para ver etapas del Giro se necesita mucho tiempo. Es complicado. Muchos puertos de montaña están cerrados por la nieve. O los ves en enero, o no los ves. Vi la crono porque es importante tenerla en la cabeza.

La crono se presume fundamental para el desarrollo de la carrera. Usted ha trabajado duro para mejorar en la especialidad. ¿Continúa progresando?

-Sí, más que progresión lo que he encontrado ha sido una estabilidad. No sufro tanto muscularmente tras haber hecho una crono y las encaro con confianza. No es lo mismo salir a una contrarreloj cuando te estás jugando la carrera o no.

La subida al Etna asoma en la cuarta etapa, apenas iniciado el Giro. ¿Puede marcar la tendencia de la carrera?

-No lo sé. Dicen que la vertiente por la que se sube es muy dura. Yo quiero pensar que pase lo que pase no será determinante. Eso sí, si gana Nairo será la senda que seguirá el Giro, si gana... ¿Mikel Landa?, podemos pensar que la última semana se le hará muy larga. Entonces tampoco creo que sea una etapa en la que se puedan sacar muchas conclusiones. Lo mismo pierdo un minuto y en la última semana ganó cinco o pierdo diez. Es difícil saberlo. Será una etapa en la que los aspirantes van a tener que estar ahí, pero en las que no se deberían sacar grandes conclusiones.

¿Veremos a un Landa al ataque o con el rol de líder será diferente el modo de acometer el Giro?

-Se verá uno al ataque, seguro. En el Trentino he vuelto a correr de la forma que a mí me gusta. Seguro que tendré que ser un poco más calculador, pero va a ser un Landa al ataque porque eso me hace feliz.

Con rivales como Quintana y Nibali, tendrá que aprovechar cada resquicio.

-Sí, eso lo tengo claro. Ante cualquier oportunidad para ganarles tiempo tengo que aprovecharla desde el primer día.

¿Cómo se les puede sorprender?

-No lo sé. Es complicado. A Nibali, cualquier momento de flaqueza que tenga para arriba habrá que aprovecharlo y a Nairo será complicado. Además de ser el más fuerte para arriba tendrá un equipo muy potente alrededor. Habrá que esperar a que tenga un mal día. Pero sobre todo, lo importante será estar ahí y si se ve la oportunidad lanzarse a por ella.

Da la impresión de que Nibali no llega tan bien como en años anteriores.

-Nibali sabe llegar muy bien a las carreras importantes, pero este año creo que le está costando un poco más. En Tirreno quería, pero no podía. En Croacia también le ha costado mucho. No ha estado 100% competitivo, pero ha ganado. Esa es su seña de identidad. Ganó la carrera en una meta volante. Nibali es muy peligroso. No me fío de cómo está.

¿Qué otros candidatos observa?

-Pinot, que es un gran corredor, es mi gran incógnita, pero también está Yates, Kruijswijk o Dumoulin. De todos modos habrá que ver que actitud toma el resto. Si salen a hacer segundo o si salen a ganar. Habrá gente pensando ya en hacer segundo o tercero. Habrá que ver cuántos quieren ganar el Giro y aliarse con ellos. Será una cuestión de ambición. Yo voy con toda la ambición a por el Giro. Luego ya se verá en el Etna y en el Blockhaus quién está dispuesto a ganar y quién ha venido a hacer segundo.

¿El Tour de los Alpes le sirvió de banco de pruebas?

-Un poco sí. Pozzovivo es un corredor que sirve de termómetro para saber cómo estás tú porque él siempre suele estar bien. Rohan Dennis, que pensaba en disputar una grande, ha visto cuál es su sitio. Siento que ha sido una carrera en la que he podido ver algunas cosas. Me tranquilizó el Trentino y ver luego la Lieja. Vi que los corredores que se movieron en los últimos 20 kilómetros estaban allí: Dupont, Vilella y Formolo, que estuvo cerca de ganar. Eso quiere decir que en el Trentino se fue rápido y hubo nivel. Eso te sirve para ganar confianza.

El 2015 fueron las rosas. En 2016 hubo alguna espina. ¿Le ha visto la otra cara al ciclismo?

-No. Me pasó lo mismo cuando gané en Lagunas de Neila, en Burgos. La gente puso sobre mí demasiadas expectativas y luego estuve unos años pasando desapercibido hasta que volví a estallar. Entonces ya sabía quién era mi amigo y quién no.

El peso es una de las grandes obsesiones de los ciclistas. ¿Cómo llega usted al Giro?

-Llego así así. Es mi punto a mejorar. Este año es quizás el año que menos he mirado a la báscula. Me he regido por las sensaciones. Eso es lo que me ha dado la estabilidad.

Manejarse con las sensaciones es una de sus señas de identidad.

-Sí. Me fijo mucho en los rivales y en los compañeros de equipo. Dedican mucho, mucho tiempo a la bici. Las 24 horas del día, casi casi. Cada uno necesitamos un alimento para la cabeza. Hay gente que es feliz estando veinte días en el Teide y hay otros que estamos quince días y un día más y colgamos la soga? je,je,je. Cada uno es feliz a su manera. A algunos les gusta mucho el sacrificio diario, de la comida, de la recuperación? Hay otros que no necesitamos tanto esas sensaciones. A mí me gusta estar con los amigos y tomarnos una cerveza de vez en cuando. No pasa nada.

Este año finaliza contrato con el Sky. ¿Le da vueltas al futuro?

-La verdad es que no pienso en ello. Estoy tranquilo. Además, sé que hay gente que a pesar que no he tenido los resultados de 2015, sigue creyendo en mí, sigue queriéndome. Después del Giro será el momento de pensar en ello.

Después del Tour de los Alpes llegó la fatal noticia del fallecimiento de Michele Scarponi, un gran amigo suyo. ¿Cómo está?

-Ha sido un palo muy duro. Me enseñó muchas cosas. Hizo muy fácil mi entrada a Astana... (Mikel Landa se para, emocionado, antes de continuar recordando a Scarponi). Además de la muerte de mi abuelo hace unos años, es la primera muerte que me toca muy, muy de cerca. Perdí también a un compañero en Euskaltel, Víctor Cabedo, también en un accidente. Ese mismo año perdimos a Rufino, el masajista. Pero no sé si es por el momento o por la relación que tenía yo con él, que esto ha sido más duro. Supongo que eres más consciente, más maduro y te toca más. Era una persona muy especial para mí. A todo el que estaba con él le hacia sentirse diferente por su carácter.

Supongo que si vence alguna etapa se la dedicará a su memoria.

-Sí. Seguro.