- “Hubiese firmado e incluso pagado por estas medallas”, dijo un exultante Lucas Eguibar tras morder su segunda plata en los Mundiales de snowboard de Sierra Nevada. El pasado domingo, bajo el sol, el rider donostiarra consiguió el subcampeonato de boardercross en su modalidad invidiual; y ayer, bajo la nieve, se subió al segundo escalón del podio en la carrera por equipos. Lo hizo junto al ceutí Regino Hernández, que se lanzó a abrazarlo nada más finalizar la prueba, sabiendo que Eguibar no estaba del todo satisfecho con el resultado. “Me da mucha rabia porque estaba adelantando al primero y he cometido un error. Estaba tocando el oro y se ha escapado por poco”, explicó el guipuzcoano, mientras los estadounidenses Nick Baumgartner y Hagen Kearney saboreaban, a su lado, las mieles de la victoria. Por ello, Hernández se despojó de su tabla, se giró hacia el público de las improvisadas gradas para la ocasión y les pidió un aplauso. Los espectadores respondieron, obedientes, y bajo el eco de la ovación, Eguibar por fin sonrió. Cómo no hacerlo, si acababa de convertirse en doble subcampeón del mundo. Y con tan solo 23 años.
Después de que en las rondas previas el donostiarra bajara primero para darle el testigo a su compañero, decidió cambiar de estrategia para la final: Hernández saldría en el pistoletazo y Eguibar sería quien cruzara la meta para intentar remontar desde atrás. “Estaba muy cansado después de lo del domingo, que fue una carrera muy larga, y de las mangas anteriores, en las que también fui primero; pero hice mucho esfuerzo y gasté muchas energías. Llegaba abajo demasiado lento. Así que en la final decidimos intentar utilizar el rebufo para lograr el oro, guardé fuerzas para no consumirme tanto y atacar al final”, reconoció el rider guipuzcoano. De esta forma, fue el snowboarder ceutí quien compitió primero y, pese a un comienzo dubitativo, logró reengancharse a la cabeza de carrera y entregar el testigo en tercera posición.
Entonces llegó el turno de Eguibar. El donostiarra, al igual que su compañero, tuvo un mal inicio. Guardó piernas, oxigenó la mente y, después, se rehizo. Fue de menos a más durante la carrera, adelantó a su oponente canadiense Kevin Hills y se lanzó a por Baumgartner, que lideraba con solvencia. Sin embargo, a medida que se quemaban metros, el estadounidense cada vez parecía más accesible. De hecho, Eguibar a punto estuvo de alcanzarle en un final de infarto, pero finalmente el oro se marchó a Norteamérica en la foto finish. “Estaba muy cerca del oro. En la última recta cometí un error y Baumgartner, que ha sido muy rápido, se me escapó del todo. Pero a pesar de ello, estoy contento y orgulloso del trabajo que hemos realizado. Dos platas están muy bien”, afirmó el doble subcampeón del mundo.el doble subcampeón del mundo.
Los Juegos, en el horizonte Ahora, con las dos medallas de plata en el bolsillo, Eguibar solo piensa “en celebrar” lo conseguido en un Mundial de Sierra nevada que para él ya se ha acabado. Sin embargo, el donostiarra no puede aplacar su ambición y reconoce estar ya pensando en la última parada de la Copa de Mundo, que se celebra en nueve días en la localidad suiza de Veysonnaz: “Espero estar ahí también entre los mejores, aunque ya no tenga opciones al Globo de Cristal, ni de subir al podio, en la general quiero estar lo más arriba posible y para eso hay que ir a por todas siempre”.
Con todo, consciente de que este Mundial servía, para los snowboarders, como una gran presentación a nivel internacional, Eguibar admite que el buen papel realizado le hace soñar con los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018 que tendrán lugar en PyeongChang (Corea del Sur): “Desde Sochi, tengo los siguientes Juegos marcados en el calendario y es muy ilusionante que, a falta de un año para ellos, me encuentre a este nivel, disputando las medallas con los mejores del mundo”, concluyó el donostiarra, sabedor de que en Sierra Nevada ha presentado su candidatura para entrar en todas las quinielas de la cita surcoreana.