cleveland - Gobernaba el pesimismo en Cleveland después de que los Golden State Warriors, imperiales, arrancaran la final de la NBA adjudicándose los dos primeros duelos con la mayor diferencia de la historia (+15 en el primer partido y +33 en el segundo para un global de +48), pero los Cavaliers volvieron a parecerse en la madrugada del jueves al equipo rumboso de las anteriores eliminatorias del play-off y colocaron el 2-1 tras anotarse ante su público el tercer partido por un inapelable 120-90. Privados del concurso de Kevin Love como consecuencia del protocolo anticonmociones de la liga, los de Ohio recuperaron su mejor tono en ambas canastas. Defendieron con mayor agresividad y aplomo, sin dejar los agujeros ni encajar las canastas regaladas de los dos primeros duelos, y en ataque su juego fluyó con mucho mayor ritmo, con más jugadores involucrados a la hora de sumar puntos. Kyrie Irving volvió por sus fueros (30 puntos con buenos porcentajes) y LeBron James tiró del carro como siempre (32 puntos, 11 rebotes y 6 asistencias), pero esta vez contaron con la colaboración de J. R. Smith, efusivo desde la larga distancia para sumar 20 puntos, y de Tristan Thompson, que aportó otros 14.
Cleveland rompió el partido desde el salto inicial y consiguió amasar rentas contundentes en el primer cuarto. El acercamiento de los Warriors en el segundo no pasó de mero espejismo, ya que a vuelta de vestuarios LeBron y compañía volvieron a dejar las cosas claras ante un rival en el que Klay Thompson y Stephen Curry no tuvieron su día, con el MVP mejorando sus números con el duelo ya sentenciado. El cuarto asalto, en la madrugada del viernes al sábado.