cuando Sky fichó a Mikel Landa, el señor de las cumbres, el ciclista alado que coleccionó un puñado de cimas míticas, que alumbró el Giro de Italia y dio luz a la Vuelta a España, se lo llevó al velódromo para reconstruir el talón de Aquiles del murgiarra, el ángulo muerto. Al corredor, un ciclista extraordinario cuando la carretera se difumina con el cielo, le citaron en el anillo de Palma en diciembre para estudiar sus posibilidades en la disciplina que le ha laminado en los balances contables: la contrarreloj. En la del Giro se dejó cuatro minutos, un cinturón de plomos para un corredor que aspira a la piel rosa. En el oval balear a Landa le esperaba un ejército de técnicos y preparadores del equipo británico, orquestados por la incisiva batuta de Dave Brailsford, el gurú del Sky, y el conocimiento de Tim Kerrison, que planifica la preparación atlética de los corredores. Con todo, el centro del escenario lo ocupaba la bicicleta de contrarreloj. La cabra.
En el test que programaron, a Mikel Landa le acompañó Kwiatkowski, otra luminaria de la escuadra británica que estuvo en el recinto durante una hora para ajustarle la posición sobre la montura, para tomarle las medidas y moldearle. El examen del alavés se prolongó durante seis horas, . El escrutinio al que fue sometido, Landa probó diversas posiciones sobre la bicicleta hasta dar con la idónea, -lo suficientemente eficaz para soportar la tortura de la montura y generar la potencia necesaria de manera satisfactoria y de forma prolongada- explica la importancia del ciclista en la megaestructura del Sky, que entiende que si Mikel pretende alcanzar la gloria en el Giro de Italia debe mejorar en la contrarreloj, minimizando las pérdidas.
Si para Landa significa zambullirse en un mundo prácticamente desconocido por la poca presencia que la bicicleta contrarreloj ha tenido en su biografía ciclista, también supone un reto para el Sky, un equipo que ha formado a los campeones partiendo de sus virtudes en las cronos. Wiggings, hijo del velódromo, y Froome, el último campeón de la factoría Sky, se impulsaron desde la pértiga de la cabra. Ganar tiempo en la contrarreloj para después manejar el reloj y administrar la ventaja, los segundos del colchón, con la seriedad de un contable. En Landa, el punto de partida es distinto, opuesto, inverso. Su Fort Knox se encuentra en las montañas como el tesoro de Sierra Madre y la contrarreloj es una resta, al menos hasta ahora.
Cambiarle el paso a la dinámica es una prioridad para Landa, que se ha atado a la cabra, al menos dos veces por semana. La bicicleta de contrarreloj es parte de su rutina, algo que no pudo desarrollar con anterioridad. Amigado a la bicicleta con cuernos, adaptándose a pedalear en la postura patroneada para él por los especialistas del Sky, el murgiarra debutará en la Vuelta a Andalucía después de esquivar su presencia en la Vuelta a Valencia que comienza hoy, cita que estaba señalada en el diseño del primer calendario del ciclista alavés, pero que finalmente desestimo para prepara con más mimo su botadura en la Vuelta a Andalucía. Mikel Landa y el Sky han trazado un plan que confluye en la cuarta etapa de la Ruta del Sol. Será el día que se dispute la contrarreloj, un trazado de 21 kilómetros con un repecho notable. Alahurín de la Torre tomará la temperatura de Landa en la lucha contra el reloj, aunque en el conjunto británico no desean presionar al corredor. En el Sky esperan una mejoría sensible en los tiempos de Landa, aunque aún resulta pronto cuantificarlo en segundos. En cualquier caso, además de los ángulos, la geometría, los vatios y el ritmo, en el conjunto británico quieren consensuar con el ciclista el modo de conducirle en la crono. Será una entente. No todos los corredores responden de igual manera a los estímulos, a las órdenes. Ese es otro aprendizaje entre el corredor y quién será su director en el Giro: Dario Cioni. El italiano quiere consensuar con el Mikel Landa cómo guiarle en la contrarreloj. De alguna manera, incluso en solitario, en el soliloquio del hombre, la máquina y el tiempo, Landa correrá en equipo. Es el método para iluminar el reino de la cabra.