Duración: 49:52 minutos de juego.

Pelotazos: 434 pelotazos en juego.

Tantos en juego: 8 de Mtz. de Irujo, 4 de Ezkurdia y 2 de Merino II.

Errores: 9 de Mtz. de Irujo, 7 de Irusta, 3 de Ezkurdia y 1 de Merino II.

Marcador: 1-1, 1-2, 2-2, 4-3, 5-3, 6-4, 6-6, 7-11, 7-12, 8-12, 8-13, 9-14, 10-16, 10-17, 11-17, 12-18 y 12-22.

Apuestas: Se cantaron de salida posturas de a la par, con ligera tendencia azul.

Incidencias: Partido correspondiente a las semifinales de la feria de Sanantolines de Lekeitio disputado en el frontón Santi Brouard. 500 espectadores.

LEkeitio - El espejo es una traición en multitud de ocasiones, porque esculpe visiones que no se corresponden en la realidad. Es un mentiroso. El espejo es artificio. Es una fotografía instantánea al albur de las percepciones. El espejo es una ilusión. La imagen que le devolvía a David Merino hace dos meses era la de los brazos caídos, la de la falta de confianza, la alejada de la verdad. Al exquisito zaguero de Villar de Torre, el reflejo le engañaba. Las fotos de sus tardes de gloria, de sus momentos de relajo, de alegría en el golpe, de certeza de clase, amarilleaban sin remisión. Las lesiones destrozaron en trozos lo que había detrás.

“Antes estaba sin confianza y ahora me ha llegado toda de golpe”, concretaba el guardaespaldas riojano ayer tras el envite de semifinales de los Sanantolines de Lekeitio, en el que rayó a un nivel estratosférico junto a Joseba Ezkurdia, ante unos erráticos Juan Martínez de Irujo y Aitor Irusta, que maniobró en momentos realmente incómodos. Así comentaba el guardaespaldas su ascenso, su reenganche en la élite, el fin de un bache. David ha encontrado a Merino. El verdadero. El del espejo sin destrozos, el que hace fácil el golpe con la zurda en un alarde de exquisitez, el que sufre, el que no se amilana, el que domina por la facilidad en el golpe. Merino ha despegado, lo ha hecho después de cuatro ferias este verano: las de Labastida, Bilbao, Donostia y el Cinco y Medio, de las que ha ganado dos. Merino II ya está aquí.

Lo hizo exquisito y serio el guardaespaldas riojano en el Santi Brouard, donde sus rivales comenzaron con determinación pero acabaron naufragando. La realidad es que la hoja de ruta marcada por los dos jóvenes pelotaris de Aspe fue contundente: evitar a Irujo y acribillar a Irusta. El guardaespaldas de Munitibar, voluntarioso, le soltó pero sin la facilidad de David, técnico, y comenzó incómodo. Su compañero le ayudó y terminó trasquilado. Ezkurdia dio velocidad, aportó sensatez y alimentó las necesidades de su zaguero, determinante de principio a fin: solo cometió un yerro, dudoso además, y terminó dos tantos. El mejor fue el 9-16, con el partido ya pidiendo la cuenta, que fue una dejada desde la zaga al ancho que dejó clavado a Irujo, un terremoto, tras 37 pelotazos de trote.

Iniciaron el asalto los colorados con mayor incidencia, con un principio de pleito acertado, en el que el hombre franquicia de Aspe dejó que Irusta jugara, le dio confianza y tomó el mando en las situaciones clave. La moneda cayó de cara. Se escaparon 6-3 merced al acierto de Irujo. Cuando se le esfumó la suerte, cayeron en picado ante dos adversarios superiores en el peloteo. 16 errores cometieron. Demasiados. La falla quedó restañada rápido y una tacada de ocho tantos catapultó a los azules.