MADRID - El metro puede poner en jaque la inauguración del Mundial. A tres días de que Brasil y Croacia disputen en el Arena Corinthians de Sao Paulo el primer partido de la competición, la ciudad brasileña vive horas de caos. Los trabajadores del suburbano han decidido mantener por tiempo indefinido la huelga, que comenzó el pasado jueves, a pesar de que la Justicia decretó su ilegalidad y la consideró "abusiva". Los disturbios entre los huelguistas y la Policía se extendieron durante la jornada de ayer, aumentando el clima de crispación social que registra parte de la sociedad brasileña, que cuestiona la millonaria inversión que el Gobierno de Dilma Rousseff ha acometido para organizar el evento futbolístico más importante del planeta.

A 72 horas de que más de 60.000 espectadores se citen en el flamante Arena Corinthians -según las autoridades unos 50.000 se desplazarán en metro-, el escenario es de incertidumbre. Los agentes del Batallón de Choque de la Policía Militarizada cargaron con gases lacrimógenos para impedir que un grupo de manifestantes cortara una de las arterias del centro financiero de Sao Paulo. La policía llegó a detener a setenta empleados del metro que participaban en la manifestación pero los dejó en libertad sin formularles cargos. El acuerdo entre ambas partes parece lejano. De hecho, la gobernación del estado, lejos de limar diferencias, ha anunciado el despido "por justa causa" de sesenta empleados del Metro de la mayor ciudad brasileña.

La gobernación de Sao Paulo dejó claro que endurecerá su trato a los huelguistas amparada por la decisión del Tribunal Regional de Trabajo que declaró ilegal el paro. "¿Quiénes son esos despedidos? Aquellos que ya fueron fichados con pruebas materiales por vandalismo, uso impropio del metro, que bloquearon físicamente los accesos, que incentivaron a la población a entrar sin pagar. En conclusión, los que cometieron las transgresiones más graves", explicó el secretario de Transportes de Sao Paulo, Jurandir Fernandes, en declaraciones a una radio. El secretario agregó que quien no regresó a trabajar en la tarde de ayer también pasó a "incurrir en falta gravísima y será penalizado con el despido por justa causa". El número de empleados del suburbano esperado para trabajar la pasada mañana era de 1.534, pero solo 255 aparecieron. Pese a la huelga, dos de las cinco líneas operaron con normalidad en tanto que en las otras tres los trenes circulaban pero no todas las estaciones estaban abiertas.

El ministro de Deportes de Brasil, Aldo Rebelo, por su parte, cree que los empleados se reincorporarán a sus puestos antes del inicio del Mundial. "Creo que la tendencia es el cumplimiento de la decisión judicial", afirmó Rebelo a los periodistas tras un acto organizado por la OCDE en Sao Paulo. Preguntado sobre una posible alternativa de transporte durante el Mundial en caso de que los trabajadores de metro decidan mantener la paralización, Rebelo se limitó a señalar el fallo judicial.

presionar al gobierno La decisión de los trabajadores del metro de mantener la paralización fue tomada en una asamblea realizada en Sao Paulo tras la decisión de la Justicia de Trabajo, que fijó un incremento salarial del 8,7%, gestionado por el Gobierno regional, frente al 12,2% que reclama el sindicato. "Tenemos un Mundial, el mayor evento deportivo del mundo. El Gobierno del estado tiene elecciones al final del año (octubre), tiene que negociar. Tenemos que enfrentarnos al Gobierno", justificó el presidente del Sindicato dos Metroviarios, Altino Melo dos Prazeres.