berlín. El kaiser del fútbol alemán, Frank Beckenbauer, añadió leña al fuego del escándalo sobre el dopaje en la Alemania occidental al admitir que en sus tiempos en activo se aplicaban "inyecciones vitamínicas" sin saber en qué consistían.
"Claro que tomábamos nuestras inyecciones de vitaminas. El doctor nos decía: son inyecciones de vitaminas", declaró Beckenbauer, en la televisión pública ZDF, en el 50 aniversario del programa Sportstudio. El kaiser incurrió repetidamente en contradicciones, en lo que aparentemente era un espacio destinado a festejar el aniversario de ese espacio con las grandes figuras del deporte nacional y donde salió a relucir el tema número uno del momento, el dopaje.
Beckenbauer afirmó que en sus 20 años de profesional nunca se vio forzado, por indicación de sus técnicos o médicos deportivos, a tomar nada "que no supiera yo lo que era".
A la siguiente intervención soltó la frase de las inyecciones vitamínicas de contenido desconocido, en un programa en que se mezclaban imágenes de éxitos pasados y presentes, entre figuras como la suya propia, Rudi Völler y revelaciones actuales, como Mario Götze.
El circuito no se quedó en la ronda nostálgica de rigor, sino que el presentador incidió en las revelaciones sacadas a la luz por un estudio, que destruyen la imagen del deporte limpio de la Alemania occidental frente al programa de dopaje masivo de su vecina comunista.
Desde la publicación del estudio, una semana atrás, se debate la cuestión en Alemania y el hecho de que no se den nombres hace que se haya caído en una sospecha generalizada, incluido el fútbol y la selección subcampeona del mundo en 1966.
Beckenbauer reiteró unos días atrás la tesis oficial de que no hubo dopaje en la selección, argumentando que ni siquiera se conocía lo que eso significaba.
En el programa de la ZDF empezó a complicársele el asunto cuando primero fue confrontado con una frase pronunciada por él mismo, en el año 1977, en la que afirmaba que desde el punto de vista médico en la Bundesliga estaba "prácticamente todo permitido" lo que pudiera aumentar el rendimiento deportivo.
Luego intentó volver a la línea de las explicaciones lógicas, con el argumento de que hoy día no tiene sentido hablar de dopaje en el fútbol, ya que cada tres o cuatro días hay un partido y no daría tiempo al cuerpo a recuperarse.
Franz Beckenbauer posa con el balón dorado de la final del Mundial de Alemania de 2006. Foto: efe