En la isla de Man tienen su propia raza de gatos, los manx. Aislados del resto de gatos de las islas británicas y del continente, han mutado genéticamente hasta tener varias peculiaridades únicas en el mundo felino. La más famosa, la que todo el mundo reconoce a simple vista, es la carencia de cola. Pero hay más: los gatos de la isla de Man tienen las patas traseras más largas que las delanteras. Con la popa más elevada que la cabeza, parece que su ADN busca la aerodinámica. No parece descabellado, teniendo en cuenta la pasión por la velocidad que se respira en la isla. Famosa por sus carreras de motos aptas solo para kamikazes, todo ser viviente que nace en ella busca por instinto la velocidad. Quien no quiera apreciarlo en sus gatos, que se fije en Mark Cavendish. El ciclista del Omega Pharma solo piensa en ser el más veloz del pelotón. No está comprobado que sus piernas seas anormalmente más largas como los gatos de su tierra, pero cuando agacha la cabeza sobre el manillar, no hay nadie que le alcance. Ayer lo volvió a demostrar en las calles de Brescia, donde sumó la quinta victoria al sprint en un Giro que expiraba.
En la etapa que servía como homenaje a todo el pelotón y, en especial, a Vincenzo Nibali como ganador del Giro, Cavendish se impuso sin problemas en un sprint multitudinario. Con la de ayer, el británico suma un total de 15 etapas en la corsa rosa. Además, se llevó el maillot rojo de los puntos.
intxausti, satisfecho Beñat Intxausti, primer vasco al ocupar el octavo puesto, no dudaba ayer en mostrarse satisfecho: "Hemos superado los objetivos que en un principio teníamos. Ya había dicho antes de ir que mi gran ambición era conseguir un triunfo de etapa. No sé por qué le daba más importancia que a un buen puesto en la general. Tenía muchas ganas de poder levantar los brazos. Sabía que me iba a servir para darme más confianza y lo he conseguido. En la general, uno siempre quiere más, pero me voy satisfecho con el octavo puesto".
Octavo en la general, una victoria de etapa y un día de líder. A pesar de ello, el vizcaino señala los puntos negros: "Lo que peor sabor de boca me han dejado son las cronos, o sea que habrá que trabajar más en este sentido. En la primera quizás me pudo la ansiedad y, por primera vez, no me supe regular bien. Pero en la segunda la verdad es que las sensaciones fueron buenas, aunque el tiempo está claro que no salió".
Con la sensación de haber cumplido, Intxausti quiere pensar en el próximo objetivo: "Tendremos que ver cómo replanteamos el resto del año, pero ahora toca descansar y después, en principio, preparar la Vuelta".