EL pasado martes 17 de julio Sebastian Coe, presidente del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Londres (LOCOG), anunció la retirada de medio millón de entradas para asistir a los partidos de fútbol y la reducción en la capacidad de los estadios debido a la falta de demanda. Es un dato que refleja el grado de aceptación que tiene el deporte rey en la tierra que le parió y el triunfo de la FIFA, que siempre ha hecho todo lo posible para limitar el fútbol olímpico con el objetivo de que jamás le pueda hacer sombra a la Copa del Mundo.
Para empezar, el negocio es ajeno a la FIFA, que nada rasca de la publicidad y los patrocinios, que corresponde gestionar al Comité Olímpico Internacional (COI). Y luego están las trabas para cercenar los atractivos de la cita olímpica. Los futbolistas seleccionados deben tener menos de 23 años de edad, a excepción de tres jugadores, una barrera que ya nada tiene que ver con el espíritu amateur de la competición, pues esa limitación ya no existe en los demás deportes, que aportan en la gran cita olímpica a todas sus figuras, comenzando por la NBA, desde que irrumpió en los JJ.OO. de Barcelona'92.
El acuerdo se fraguó de cara a los JJ. OO. de Los Ángeles'84. Entonces, el COI y la FIFA acordaron que los equipos de los continentes y zonas menos desarrollados futbolísticamente (África, Asia, Oceanía, América del Norte y América Central) pudieran tener equipos profesionales, mientras que los miembros de la UEFA y la Conmebol (Suramérica) se presentarían con escuadras de jóvenes que no hubieran disputado el Mundial. Francia ganó el título olímpico bajo este patrón.
Desde los años cuarenta y hasta entonces, lo habitual era que el título olímpico lo ganara un equipo del Este europeo, en donde teóricamente no existía el profesionalismo en el fútbol, y podían acudir con sus mejores figuras al evento olímpico.
A diferencia de la fase de clasificación para la Copa del Mundo que organiza la FIFA, donde se otorgan más plazas a Europa y Suramérica porque existe un nivel de juego muy superior, en los Juegos Olímpicos se intenta busca la equidad, de tal forma que Europa aporta tantos equipos como América y África, mientras Asia participa con tres escuadras y Oceanía participa con solo un representante.
Con estos parámetros y a lomos de una buena generación de jóvenes Bielorrusia y Suiza se han podido clasificar para los JJ. OO. de Londres, mientras que tradicionales potencias como Alemania, Holanda o Italia se han quedado fuera. Y lo mismo sucede en América con Argentina, oro en Atenas'2004 con Marcelo Bielsa y en Pekín'2008, que no ha logrado pasaporte para la cita británica.
las alternativas Brasil, en cambio, sí lo ha hecho, y ha preparado el mejor equipo posible con la clara determinación de ganar el único título que se le resiste al pentacampeón del mundo.
Es el germen del equipo que dentro de dos años intentará conseguir su sexto Mundial en su propia tierra. Junto a los tres seniors elegidos, Marcelo, del Real Madrid, Thiago Silva, el central más apetecido por los grandes equipos europeos y que acaba de fichar por el Paris Saint-Germain; y Hulk, el fornido delantero del Oporto, se congrega una pléyade de jovencísimos futbolistas que ya tienen estatus estelar, como son Neymar (Santos), por quien Barcelona y Real Madrid beben los vientos; Lucas Moura, a punto de fichar por el Manchester United y por quien también se ha interesado el Real Madrid; el delantero del Milan Pato o Paulo Henrique Ganso, el fino centrocampista del Santos.
Brasil, según la mayoría de los analistas y las casas de apuestas, es el gran favorito para conquistar el oro en una final que, para muchos, tendría como oponente a la selección española, a la cual el fútbol vasco aporta cinco jugadores, tres de los cuales son del Athletic, Javi Martínez, Ander Herrera e Iker Muniain.
La selección que dirige Luis Milla tiene la baja importante del azulgrana Thiago Alcántara, pero sigue fiel el estilo de sus mayores y persigue un elocuente sueño: completar una época gloriosa (dos Eurocopas, un Mundial, más las Eurocopas sub'23 y sub'19) con el oro olímpico, un éxito alcanzado en Barcelona'92.
Uruguay no disputa unos JJ. OO. desde que en 1928, en Amsterdam, una soberbia generación de futbolistas, que también fueron campeones del mundo, ganaran el oro, como también lo hicieron cuatro años antes, en París. Para reverdecer aquellos laureles, los charrúas acuden con sus dos grandes estrellas, los delanteros Luis Suárez (Liverpool) y Édinson Cavani (Nápoles). Tampoco hay que descartar a los anfitriones, el Reino Unido, con el veterano delantero galés Ryan Giggs (Manchester United) al frente. Y ni mucho menos se puede despreciar a los demás, sabido que Senegal, un equipo muy físico y bien ordenado, venció (0-2) a España en el amistoso disputado hace una semana en Maspalomas (Gran Canaria).
España y Brasil, si quedan primeros en sus respectivos grupos, solo se verían las caras en la final.