Graham Henry abandonó ayer su cargo como seleccionador de Nueva Zelanda, apenas nueve días después de haber guiado a los All Blacks a conquistar su segundo Mundial tras derrotar por 8-7 a Francia en la final jugada en el estadio Eden Park de Auckland. El veterano técnico, de 65 años, indicó en una conferencia de prensa que había "tenido suficiente" después de ocho años en un trabajo que en su país es considerado el segundo de mayor atención después del de primer ministro.
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