vitoria. Rafa Nadal no termina de carburar. Su maquinaria parece oxidada y engrasarla está llevando su tiempo. Acabó Wimbledon -perdió en la final ante Novak Djokovic- mermado físicamente de sus rodillas y pie izquierdo y en las seis semanas posteriores, más allá del descanso, poco ha podido prepararse. En su regreso a las pistas, sorprendió la temprana eliminación en Montreal al caer en segunda ronda ante Ivan Dodig, así como la derrota del viernes ante Mardy Fish, un rival a quien había ganado siempre, en los cuartos de final de Cincinnati. Pero más allá de los resultados, las alarmas saltan por sus sensaciones. "Cuando Rafael golpea no hace daño al rival", comentó su tío y entrenador Toni Nadal tras la eliminación de su pupilo en Ohio. "Empeorar no podemos. Hay que recuperar el físico en estos días previos al US Open", añadió. El número dos mundial viajó ayer rumbo a Estados Unidos.
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