MILÁN. Como cuando corría Indurain, Italia acabó rendida a la superioridad de Contador, pese a que quedara bloqueado el paso hacia el rosa de dos italianos. Scarponi y Nibali -más el segundo que el primero-, se rindieron pronto ante el potencia de Contador, superior en todo. Hay quien dice que la rendición llegó en la primera semana, tras la etapa del Etna en la que Contador reventó a todos en un puerto sin rampas duras. ¿Qué pasará cuando llegue la verdadera montaña?, se preguntaron algunos. La respuesta es que tanto Scarponi como Nibali renunciaron al mito de la alianza italiana y lucharon por ser segundo, el mejor después de Contador. También, el mejor italiano, un preciado tesoro. La montaña, exagerado, benefició al del Lampre, que ayer, en una crono llana de 26 kilómetros, se defendió de maravilla ante el tiburón del estrecho, más audaz contra el crono pero, también, más justo de fuerzas, que es lo que verdaderamente se impone en una crono después de tres semanas.

"Contador es el corredor más fuerte de siempre. Este Giro me ha servido para conocer mis límites y aprender de mis errores. Creo que puedo y tengo que mejorar aún", señaló el jefe de filas del Liquigas. Nibali dijo sentirse "muy contento" con el hecho de haber logrado tres podios en 12 meses. "Este Giro ha sido más duro que el de 2010, y ahora estoy muy cansado. Quiero volver al Tour, pero no este año. Es la carrera que me ha lanzado y quiero ir en condiciones, más fresco que ahora, claro", concluyó.

Italia no solo se sintió feliz porque Scarponi y Nibali, a quienes amenazó hasta el último día de montaña el sorprendente Gadret, subieron al podio, sino también por Garzelli. Con 37 años, el gregario de Pantani que llegó a ganar el Giro de 2000, fue el mejor escalador del Giro, pese a que le quedó la espina de la etapa reina, la de los Dolomitas, donde fue segundo tras un mano a mano sublime con Mikel Nieve. A Roman Kreuziger, que aspiraba a algo mejor que ser sexto, le consoló el hecho de acabar como el mejor joven. El holandés Steven Kruijswijk, 23 años, noveno, fue otra de las grandes revelaciones.