Diego Ulissi (Lampre-ISD)5:31:51

Pablo Lastras (Movistar Team) m.t.

Giovanni Visconti (Farnese)m.t.

GENERAL

Alberto Contador (Saxo Bank)68h18:27

Michele Scarponi (Lampre-ISD) a 4:58

Vincenzo Nibali (Liquigas-C.) a 5:45

Hoy, etapa 18: Morbegno- San Pellegrino Terme (151 Kms.) (14.55 horas, ETB-1, Marca TV y Veo7)

En su primer Giro, 2001, a Pablo Lastras le advirtió el malogrado Chava que no se fiara de los italianos -ya saben: "Son capaces de vender a su padre por ganar una etapa en el Giro y con el premio volverlo a comprar", le dijo-. Ganó una etapa. Y un año después, otra en su primera Vuelta. Y dos después, la más gorda, una en el Tour de su debut. Era un ciclista certero e inquieto. Joven. Mucho más tarde, ayer, en el Giro, bajando de Aprica a Tirano por una carretera dibujada un sábado a las seis de la mañana, Pablo, más tranquilo y sabio -si la experiencia tuviese voz, sería la suya-, también, claro, más viejo -"los ciclistas tenemos fecha de caducidad y a mí me quedan unos dos años", cuenta-, acabó tercero en el sprint de los fugados y una vez embridado el corazón, recobrado el aliento y secado las gotas de sudor de la frente, exhaló un suspiro que se elevó al cielo alto y azul de los Dolomitas: "He hecho todo perfecto, pero parece que estoy perdiendo el instinto porque antes no fallaba". Le ganaron dos italianos, Giovanni Visconti y Diego Ulissi, pero de aquella manera. A lo italiano. Marrullero. Sucio, sucio. Ya lo decía el Chava.

En la paz lejana a la meta, Lastras disertaba maravillosamente sobre la etapa. Le rodeaba un grupito de libretas gozosamente abiertas. El discurso era plácido, una narración perfecta.

Tenía su inicio. Un sms de Eusebio Unzue, el segundo tras aquel de la etapa de Rapallo -"Deja a Arroyo bien colocado a 9 de meta y baja como tú sabes"- que ganó Vicioso pero que quedó marcada para siempre en negro por la caída mortal de Weylandt. "Hoy es un buen día para la fuga", le volvió a escribir ayer Eusebio, con el que mantiene ahora una relación madura de respeto y comprensión tras el desencuentro de hace unos años que a punto estuvo de acabar en ruptura. "Yo hago caso al jefe, él manda", dijo Lastras. Así arrancó un día largo y tortuoso. Pestoso, que dicen los ciclistas. "Al principio iba fatal. He acusado la alergia e incluso me he quedado entre los coches. Se ha hecho una escapada numerosa que no he podido coger, pero me han salvado Arroyo, Kiriyenka y los demás". No se inquietó. "La experiencia me dice ahora que en 230 kilómetros la carrera puede cambiar mucho". Dio una vuelta completa. Poco después estaba en la fuga. La buena, claro. Lastras no falla.

pletórico lastras Luego, un nudo. Una armonía, más o menos, que disparó al grupo a una distancia irrecuperable. Sivtsov, el más peligroso, llegó a colocarse segundo tras Contador, y, acabado el día, remontó hasta la quinta plaza, con lo que Nieve es ahora séptimo y Antón, undécimo. Los demás, luchaban por la etapa. A su manera, los italianos, que nacen perros. Diego Ulissi tiene 21 años, no sabe aún qué tipo de ciclista es, pero se maneja perfectamente en el fango. Escamoteaba relevos y Visconti, campeón italiano, un jerarca, se lo recriminó. El chico le respondió enérgico. Le mandó a paseo. "Mi equipo me dice que no tire y punto". El tono era altísimo. Visconti le aconsejo que se tranquilizara. "Vale, vale, perdona, gracias", le respondió. Paz. Por poco tiempo.

En el nudo de la etapa cabía también un colosal Lastras, al que Paolo Savoldelli, dos Giros de Italia y comentarista ahora de la RAI, le censuró su excesiva agresividad en la subida a Aprica. "Está atacando de más", opinó. Se lo contaron después a Lastras. "Para nada, yo sé bien dónde hay que atacar". De todas maneras, no le funcionó. Ni sus hachazos cuesta arriba ni su descenso valeroso. Tenía un maillot tricolor como sombra. "Ya lo habéis visto, pero yo he hecho todo perfecto", narró sobre el nudo de la etapa y la prisión en la que corre su dorsal. No le dejan un metro. Saben que conoce el terreno que pisa.

Finalmente, el desenlace. El descenso de Aprica acabó y llegó un llano, seis kilómetros. Terreno para el ingenio. A menos de tres, tras un par de chispazos, se hizo la luz. Estaban Ulissi, Visconti, Bakelands y, por supuesto, Lastras, que corría con la fuerza de dos ciclistas. La suya y la de Tondo. Cruzaron un puente estrecho sobre un río de agua fría y clara. Y luego un túnel. Al salir, Pablo quiso sorprender. Su sombra tricolor no le dejó marchar. Quedaba un kilómetro. Inevitable el sprint. Bakelands fue el primero en desentenderse cuando Ulissi se lanzó por la izquierda. Visconti dejó de ser la sombra de Lastras y se fue a por él. El aire venía de la derecha. "Y todo el mundo sabe que un sprinter siempre busca refugiarse del viento", dijo luego Visconti, que quiso meterse por el hueco que dejaba su joven rival con la valla, un pasillo angosto pero transitable que se fue cerrando mínimamente hasta que el campeón italiano sacó la mano para abrirse paso. Golpeó una vez las costillas de Ulissi. Y este ni se inmutó. Un segundo manotazo acabó con un volantazo de Ulissi hacia su derecha, por donde venía lanzado Lastras, que se tuvo que desviar para no colisionar.

"es un italiano..." Llegaron desparramados por todo lo ancho de la calzada. Casi paralelos. Visconti, con la mano alzada increpando a Ulissi, el primero. Lastras el tercero. "Me han faltado cincuenta metros, porque iba lanzado", lamentó Pablo el error de cálculo que luego atribuyó a, quizás, la pérdida de instinto. "De todas maneras", continuó su relato, "los jueces no van a mover nada porque ha ganado un italiano, que es el campeón de Italia y que, además, lleva el dorsal 150 en el año que se celebra el 150 aniversario de la unificación italiana. ¿Qué más queréis que os cuente?". En eso también le falló el olfato. La etapa se la dieron a Ulissi.

A casi tres minutos llegó el pelotón de Contador, que, visto lo visto, hace bien en no fiarse de sus rivales italianos, pese a que les tiene a casi cinco minutos de distancia. "Queda mucho", dijo prudente como suele, "esto es como si acabara de empezar la París-Niza". O, lo que es lo mismo: una etapa tranquila, hoy, dos de montaña, mañana y, sobre todo, el sábado, y la crono de Milán.