Lo voy a decir alto y claro: fue una vergüenza lo que le hicieron a Freire. Dicho lo cual, reconozco, y no habrá nadie que lo ponga en duda, que, con el reglamento en la mano, la descalificación no tiene apelación posible. Es injusto, de todas maneras, porque el empujón de Luisle no le ayudó en nada. Hubiese ganado igual y esto me hace pensar en la manera en que los jueces se disponen a aplicar el reglamento. ¿Lo hacen sin tener en cuenta nada más? Eso parece y creo que es un error. Las normas están para respetarlas, claro, pero también para interpretarlas. ¿No existen en fútbol la mano involuntaria? Pues igual. Una mano que no influye en el juego no es mano; un empujón que no altera el resultado de una carrera tampoco debería de ser sancionado. Le hubiese agradecido ayer Freire, que finalmente, no tiene suerte con esta carrera, pues el año pasado ya le quitaron la primera etapa y se la dieron a Valverde.
Pasaron más cosas ayer. Camino de Zalla se movió el Movistar como no lo hizo la víspera en Arrate, donde creo que debió ser más contundente. En Urkiola se movió Intxausti. Luego, López en Beci. No lo entendí muy bien. ¿Cambiaron la menalidad? ¿Tenían mejores piernas? No lo sé.
Lo único claro es que hoy la carrera se cierra en una crono de 24 kilómetros de pronóstico incierto. Hay muchos ciclistas que aspiran a ganar la Vuelta, pero yo me quedo con uno: Andreas Klöden. No tengo ninguna duda. Tampoco con el nombre del segundo: Chris Horner. Para el tercero no me atrevo. Diré varios: Vinokourov, Hesjedal y Samuel.