Tiembla la Euroliga. La máxima competición continental corre el riesgo de perder por el camino, en la antesala de la Final Four, al último campeón del torneo, que al margen de aparecer en todas las quinielas como el gran candidato al título, ejercerá de anfitrión de la cita entre el 6 y el 8 de mayo. El Barça se encuentra a una derrota de certificar su defunción prematura. Y no es el único favorito que se encuentra en esta tesitura. Otro de los principales aspirantes al cetro continental, el actual subcampeón, también tiene la serie contra el Montepaschi en contra después de haber desperdiciado la abultada victoria que consiguió en la primera jornada de cuartos.

El Barça se ha visto atrapado en las redes del Panathinaikos de Zeljko Obradovic. Aunque el equipo catalán parecía el enemigo a evitar en los cruces, la tortilla ha girado de manera sorprendente. Ayer, ante 19.000 entregados aficionados, el equipo heleno sacó petróleo del cobijo del OAKA y sumó su segunda victoria consecutiva ante el equipo azulgrana.

El Panathinaikos se amparó en una agresiva defensa, con la aquiescencia arbitral, y sacó tajada a su acierto desde la línea de personal. El Barça, que apenas alcanzó el 61% (11/18), acabó pagando caro su desacierto en un final apretado que Diamantidis zanjó a base de tiros libres. Al Barça no le queda más remedio que ganar mañana en el infierno griego para evitar una eliminación prematura e inesperada.

El Olympiacos deberá hacer lo propio en Siena, donde ayer cayó con justicia ante un Montepaschi que sigue creciendo con la eliminatoria y tiene todo de cara para rematar mañana en su cancha. En la otra eliminatoria, con sabor ACB, el Madrid recuperó el factor cancha tras firmar un excelente último cuarto (15-27) en La Fonteta.