GETAFE. Tuvo que ser Giovani Dos Santos quien revolucionara un choque para olvidar. El mexicano del Racing saltó durante la segunda parte para aportar algo de electricidad a un partido duro para cualquier espectador. Provocó el penalti que aprovechó Pinillos y eso fue suficiente, porque no hubo nada más. Suyo es el mérito.

Y es que de antemano, el Coliseum Alfonso Pérez acogía uno de los partidos con más morbo extradeportivo de la jornada. Por un lado, Adrián González, el hijo de Míchel, regresaba a la que fue su casa el año pasado. El técnico del conjunto madrileño ya avisó dos días antes del duelo que la visita de Adrián no le influía en nada. Tal y como se desarrolló el encuentro, su presencia fue testimonial. Apenas pudo aportar nada positivo sobre el césped, como los 22 jugadores que estuvieron sobre él. Ninguno sobresalió.

Ni siquiera el propietario del Racing, el indio Ali Syed, a quien todo el mundo esperaba para ver en directo, aportó la nota curiosa de la jornada con sus celebraciones. El empresario llegó 20 minutos tarde y, al contrario que en la pasada jornada de Liga, cuando ante el Sevilla fue un auténtico hincha en el palco, contra el Getafe estuvo muy correcto.

Tampoco hubo muchas emociones que pudieran provocar sobresaltos. Por lo menos en los primeros 45 minutos. Los datos son incontestables. En todo ese tiempo, el Racing pudo disparar una vez a portería. Lo hizo Kennedy, en el primer cuarto de hora. Jordi Codina sólo tuvo que poner sus puños para evitar el gol. No hubo más. Ni por parte del conjunto cántabro ni por parte del Getafe. Ni un disparo de los hombres de Míchel. Mucho toque, mucho desplazamiento, pero nada más. Desesperante para el público, que acabó el primer periodo entre bostezos.

En la reanudación nada cambió. Getafe y Racing se empeñaron en intentar batir el récord de nulidad de cara a la portería rival. Como en el primer acto, apenas hubo nada que reseñar en las áreas.

El Getafe fue incapaz de disparar entre los tres palos en 90 minutos. Sólo una incorporación de Miku al final creo tensión en las filas cántabras, que asustaron con un córner que acabó con el balón en el fondo de la portería defendida por Jordi Codina. El asistente interpretó que había fuera de juego en el remate de Giovani y ahí casi se acabó todo.

Ninguno de los dos mereció ganar. Más bien merecieron perder por el pobre espectáculo que dieron en el Coliseum Alfonso Pérez. Algún aficionado se habrá borrado del fútbol después de ver el partido.

Al final, el premio se lo llevó el menos malo y fue gracias a un penalti que transformó Pinillos a tres minutos del final. Con el gol del capitán cántabro el Racing se aleja más del descenso, mientras que el Getafe pierde el séptimo puesto, último que daba derecho a jugar en Europa.