Pietermaritzburg. Paraguay y Japón cruzan sus intenciones competitivas en el inicio de la segunda fase del Mundial con un reto compartido: alcanzar por primera vez en sus respectivas historias el pase a los cuartos de final de un Mundial. El conjunto guaraní, cargado de la confianza que le proporcionó acabar la fase de grupos sin conocer la derrota, afronta de la mano de Gerardo Martino su cuarta presencia en los octavos, barrera que nunca ha pasado. La apuesta del técnico argentino es más ofensiva que de costumbre y los resultados le han dado la razón hasta ahora. Además, tiene a todo su arsenal dispuesto excepto al medio Víctor Cáceres, sancionado.

La velocidad de su rival es la gran preocupación del preparador del combinado guaraní. Japón ha dado muestras de su desparpajo y su rapidez en las transiciones, una habilidad innata en el bloque oriental. Takeshi Okada, sin embargo, ha ampliado los recursos de su equipo, dotado ahora de mayor autoestima. Además, ha logrado rentabilizar las cualidades de sus hombres y a base de trabajo ha exprimido las acciones a balón parado. Japón también está a un paso de hacer historia, ya que sólo se había visto en octavos en el Mundial de 2002. Okada mantendrá el bloque que le ha proporcionado el éxito en Sudáfrica, por lo que es previsible que vuelva a dejar en el banquillo a Shunsuke Nakamura, uno de sus futbolistas con más experiencia, para apostar por Keisuke Honda, uno de los descubrimientos del Mundial.