ESLOVENIA: Handanovic; Brecko, Suler, César, Jokic; Birsa (Min. 84, Dedic), Koren, Radosavljevic, Kirm; Novakovic y Ljubijankic (Min. 74, Peknik-Min. 94, Komak).

ESTADOS UNIDOS: Howard; Cherundolo, DeMerit, Onyewu Oguchi (Min. 80, Gómez), Bocanegra; Dempsey, Bradley, Torres (Min. 46, Edu), Donovan; Altidore y Findley (Min. 46, Feilhaber).

Goles: 1-0: Min. 13; Birsa. 2-0: Min. 43; Ljubijankic. 2-1: Min. 48; Donovan. 2-2: Min. 82; Bradley.

Árbitro: Koman Coulibaly (Mali). Amonestó a César, Findley y Suler.

Incidencias: Estadio Ellis Park. Segunda jornada del grupo C.

johannesburgo. Eslovenia y Estados Unidos protagonizaron un partido atractivo por intenso, de ida y vuelta y disputado en las áreas, en el que se acabaron repartiendo los goles y los puntos para mantener vivas sus esperanzas de meterse en los octavos de final. Al pie de Valter Birsa, el volante del Auxerre, llegó una pelota aparentemente intrascendente, a unos 25 metros del marco de los estadounidenses, que no pusieron impedimento alguno para que el diez esloveno se acomodase el Jabulani a la bota izquierda y le pegase estupendamente, trazando la parábola imposible para Howard.

Había discurrido menos de un cuarto de hora, con ambos equipos más pendientes de no ceder la zona ancha que de conquistarla, de negar el fútbol del rival que de imponer el suyo. Bob Bradley había decidido darle la batuta de su equipo a José Francisco Torres, error que corrigió en el descanso tras comprobar que el reto le quedaba grande al centrocampista del Pachuca, siempre fuera de sitio, errático en el corte, incapaz de ejercer de mariscal para dar sentido al juego. El gol de Birsa descompuso al cuadro yanqui, que perdió orden táctico, cedió la pelota y medio campo; pero lo realmente sorprendente es que parecía un equipo entregado.

Necesitó mucho tiempo para recuperarse del gol, pero lo hizo, aunque fuese para recibir otra bofetada del destino: un tanto de Ljubijankic al filo del descanso después de que el balón se pasease por delante del marco esloveno sin que Donovan hubiese podido hacer el empate. Lo impidió por los pelos la defensa eslovena, que enseguida montó una contra para en tres pases, y tras una gran asistencia de Novakovic, dejar solo y en carrera a Ljubijankic ante la salida de Howard, al que le hizo el segundo. Bradley movió el mecano en la caseta, retiró a Torres y a Findley y dio entrada a Edu y Feilhaber, buscando sangre nueva, más actitud y sobre todo más llegada. Y el fútbol tardó tres minutos en darle la razón, aunque fuese tras un grave error de César en el corte que dejó a Donovan frente a Handanovic con solo la pelota de por medio. El volante del Galaxy, muy escorado, le pegó bien y Estados Unidos volvió a ver la luz y a creer en su fútbol, más físico y rocoso que fino, pero efectivo cuando sirve para jugar a tumba abierta, desafío que aceptaron los eslovacos para convertir el encuentro en una ruleta.

de ida y vuelta Fue en ese terreno donde recuperaron los estadounidenses la esencia de su fútbol y en el que consiguieron hacer el empate por medio de Bradley, de nuevo el héroe. Fue un tanto tras un contraataque bien rizado y con él entrando por el medio al más puro estilo center, como en el baloncesto, para recibir una asistencia y anotar. Las ocasiones se sucedieron en ambas áreas, y Radosavljevic o Novakovic pudieron apagar de nuevo todas las esperanzas estadounidenses de no haberse topado con Howard. Pero la alegría americana pudo ser aún mayor si al árbitro Coulibaly no le habría dado por anular un gol de Edu por inexistente fuera de juego ya que venía de muy atrás.