técnicamente Xala siempre ha sido un gran pelotari, pero andaba escaso de fuerza. Ahora es mejor porque físicamente ha mejorado mucho. Se le nota el trabajo que ha hecho en el gimnasio", disecciona Patxi Eugi, botillero de Juan Martínez de Irujo, sobre una bancada que se mece en la contracancha de madera del Ogueta. Del mismo material es el pasillo que festonea una de las salas de musculación del polideportivo Usabal de Tolosa, de trazo limpio, alejado del manierismo, de las distracciones y de los arabescos decorativos para atender a lo fundamental, a lo tangible: al cuerpo. En la minimalista estancia, abotonada por ásperas, rudas y desnudas paredes de hormigón, se agolpa el jadeante esfuerzo de Xala para no perder el compás de la voz de Justo Lillo, preparador físico de Aspe, responsable de la reconstrucción muscular del lekuindarra, la catapulta que ha impulsado al delantero a cotas inopinadas en el torneo, en cuya final se enfrentará mañana a Martínez de Irujo en el Ogueta de Gasteiz.
"Cuando empezó a trabajar el físico, hace unos seis meses, era impensable que llegará hasta dónde ha llegado porque su espalda estaba mal y le impedía jugar a gusto", revela el preparador Tolosarra, que no tardó en detectar una descompensación entre la musculatura anterior y posterior de Xala, con la zona lumbar laminada por un cúmulo de contracturas y varios episodios de lumbalgias que capaban su eficacia en el frontón. "Los músculos anteriores, tanto los del tren superior como los del tren inferior estaban bien desarrollados, pero los posteriores no llegaban a ese nivel". El desfase muscular quebrantaba a Yves, -"un pelotari que no ha vivido nunca de su físico sino de su talento", confiesa Lillo- que alcanzó el refugio de Tolosa por "probar" porque en la promotora desconocían las causas exactas que quebrantaban a Yves en la cancha. "Se le notaba en los gestos que no jugaba cómodo, pero al contrario de la indolencia o la apatía que se le achacaba entonces el problema era de dolores. Simplemente no podía jugar", confirma Lillo, que tuvo que idear un programa de reconstrucción muscular para el lekuindarra, un manista que en su opinión posee un amplio margen de mejora: "Todavía veremos a un mejor Xala, más completo físicamente. Ahora es capaz de hacer cosas que cuando empezó eran impensables. Ha progresado mucho".
El inicio fue, empero, humilde porque "tuvimos que trabajar desde la base para mejorar la musculatura posterior de pies a cabeza incidiendo en la zona lumbar, la más delicada de Xala porque sufre de espalda". Sin prisas, paulatinamente, Lillo fue capaz de descongestionar la espalda de Yves fortaleciéndola, arrancándola de las fauces afiliadas del dolor con una mixtura de ejercicios acordes a la muculatura del lapurtarra. "Le hemos llevado con cautela, sin forzar. Xala llego con menos base muscular que el resto y se trataba de construir esa base para lograr que se reequilibrara, de que su físico fuera capaz de soportar las exigencias de una disciplina superagresiva con el cuerpo", destaca Lillo sobre un pelotari al que le "faltaba trabajo muscular o el que hacía no lo hacía de la manera correcta".
Reeducó durante semanas Lillo el caparazón del lekuindarra al paso que establecía su enjambre muscular. "Xala conoce muy bien su cuerpo porque ha sufrido mucho y el me decía cuando aguantaba y cuando no", apunta el preparador, que estableció un plan de choque con el que Yves ha ganado dos kilos de músculo "kilos buenos" (pesa 85), enfatiza, Xala, que le han otorgado un potencial desconocido en el mano a mano. "Ahora aguanta mejor los partidos porque simplemente es más fuerte", argumenta Justo Lillo. "Es que en el mano a mano el 80% depende del físico, el resto es talento, confianza y cabeza", enumera Pampi Ladutxe, descubridor de Xala, que según Patxi Eugi está "mejor que nunca". Para combatirlo, el consejero de Martínez de Irujo, escarbó en la mente de Juan, en su manera de atender y entender el juego, para ampliar y completar el fondo de armario de su pupilo.
la mente de irujo Si concienzuda es la dedicación de Lillo para recomponer y potenciar la carrocería de Xala, no es menor la entrega de Patxi Eugi, su labor didáctica en el diván, para enriquecer los recursos de Juan en las luchas individuales a toda la cancha, inculcándole los beneficios del juego a bote como complemento y en ocasiones fundamento de su efectivo arsenal. No fue sencillo porque Martínez de Irujo siempre defendía que "en la cancha hay que correr lo menos posible. Me siento cómodo con el juego de aire, así que para que cambiar". Sucede que a pesar de su grandioso palmarés, (tres txapelas del Manomanista) un factor que jugaba en contra de las mudanzas que proponía Patxi, un ciempiés, -posiblemente el manomanista que mejor se desplazaba por la cancha- el de Ibero ha asimilado de buen grado la propuesta de su consejero. "Se trataba de hablarle, de convencerle, de hacerle ver que con el poder que tiene con la derecha no aprovecharla para el juego a bote es un desperdicio", expone el agoitztarra en el Ogueta de Gasteiz.
Para que Juan absorbiera la nueva propuesta de su botillero, Patxi Eugi estableció entrenamientos específicos en los que el delantero de Ibero tenía prohibido entrar de aire "¡y con lo que le gusta eso a Juan! Pero eso le ha ayudado. Ahora anda más y mejor en la cancha. Tiene más recursos", subraya Eugi. Con semejante método, Martínez de Irujo, más permeable al cambio, ha serenado su juego "porque sabe que a bote también puede hacer muchísimo daño", narra el de Agoitz, que amplió el radio de acción sobre el que actuar en el vigente campeón del torneo. Rebuscó nuevamente en la psique de Juan, el laboratorio de ideas más maravilloso y complejo de la pelota. "Tenía claro que Juan tenía que regalar menos en los partidos. Los tantos te los tienen que hacer y Juan regalaba más de la cuenta y eso en partidos complicados y con grandes rivales es un gran problema", indica Patxi Eugi, que en el año y medio que lleva trabajando con el Ibero, lo más similar a un efervescente pura sangre, le ha perfilado con la brindas hacia un juego más pausado, menos atropellado y de enorme eficacia. "Hay que elegir muy bien la pelota a la que se va a entrar. No hay que arriesgar por arriesgar. Con el potencial que tiene Juan es él quien tiene que marcar el ritmo y entrar cuando le conviene, cuando tiene pelota para hacer daño de verdad".
Mantiene Patxi Eugi que en el establecimiento de nuevas coordenadas en el manual de estilo de Juan ha contribuido, sin duda, una versión más madura de Irujo. "La edad también influye. Ahora juega más tranquilo, pensando más en lo que tiene que hacer. Es mucho más maduro y se da cuenta de que corrigiendo ciertas cosas puede mejorar. Es muy inteligente y quiere aprender como los grandes campeones. El que piensa que lo tiene todo hecho, que juega perfecto es cuando lo pierde todo", concluye Eugi tras la prolongada sesión de diván.