PALMA. Amigos y compañeros alpinistas de Tolo Calafat están reunidos en el domicilio palmesano del montañero mallorquín dando su apoyo a la familia del deportista que ha sido dado por muerto esta mañana, cuando se ha suspendido la operación para rescatarlo en la falda del Annapurna.
Desde que se ha conocido que el rescate se paralizaba y lo daban por fallecido, en torno a las 7.30 de la mañana, familiares y conocidos han acudido a mostrar sus condolencias al domicilio del montañero en el barrio de Son Gotleu, donde residía con su mujer y sus dos hijos, de uno y ocho años. El hijo mayor ha ido al colegio y no ha sido informado de la muerte de su padre hasta mediodía.
Después de coronar el Annapurna el martes, el alpinista mallorquín, al que las fuerzas abandonaron cuando descendía desde la cumbre hacia el campo 4 junto al aragonés Carlos Pauner y el vasco Juanito Oiarzabal, se separó del grupo para recuperar la salud o esperar un rescate a unos 7.500 metros de altitud.
Afrontó la primera noche de vivac acompañado de un sherpa que al día siguiente decidió bajar. "Él estuvo solo muchas horas, luego el sherpa que subió a llevarle suministros ya no le localizó, durante la tarde nevó, ya no hubo posibilidad de contactar con él y así desapareció", según ha relatado a Efe su amigo Pere Joan March.
"Estoy seguro de que él, esas horas que tuvo consigo mismo pudo pensar y hacer todo lo que estuvo en su mano para intentar resolver la situación, pero la montaña muchas veces te cierra todas las puertas", ha declarado March.
Su compañero relata que Calafat era un alpinista experimentado, con un currículum consolidado. "El sabía que una expedición como ésta tiene sus riesgos, los comporta, y que a partir de ciertas alturas hay maniobras que no son viables".
"No es que lo tuviera asumido, pero él sabía cómo funciona esto y sobre 7.000 metros ya nadie suele practicar ningún rescate porque el coste humano puede ser muy complicado", considera March.
Acerca de los problemas de salud que pudieron impedirle continuar el descenso, March explica que por el momento "todo son conjeturas", porque podría haber sufrido un edema cerebral "pero no hay ningún diagnóstico fiable al cien por cien".
"Lo que sabemos es que se vio impedido de seguir, no sabemos si por un edema cerebral u otro tipo de problema físico, pero no pudo avanzar el descenso y con agotamiento tuvo que afrontar la primera noche de vivac acompañado de un sherpa", cuenta.
Tolo Calafat logró hablar con su mujer ayer por la tarde, en torno a las 15.00 horas en España, en una breve conversación mediante un teléfono vía satélite. March explica que su amigo supo que el campo base les había comunicado que había problemas y "para no preocupar a la mujer quiso hablar con ella y esa fue la última vez que hubo contacto con él".
Tras la comunicación, los allegados de Tolo Calafat han pasado la noche pendientes del teléfono. "Teníamos esperanzas, nunca se pierden hasta el final -relata March- luego ya nos han comunicado que abandonaban el rescate porque no había manera de encontrar el cuerpo o la persona".
Éste era el quinto ocho mil de Tolo Calafat Marcus (Palma, 1970) que había estado en todas las grandes cordilleras del mundo, de los Andes a los Alpes, el Cáucaso y el Himalaya.
Formó parte de la primera expedición mallorquina en pisar la cima más alta del mundo, el Everest (8.848 metros), en mayo de 2006.
También había ascendido el Cho-Oyu (8.201 metros), el Aconcagua (6.954), el Monte Elbrus, así como las principales cumbres de los Andes, los Alpes y los Pirineos. EFE sll/ea (foto) (audio) (vídeo)