vitoria. Una reluciente presea de oro cuelga del cuello de Sugoi Ugarte. Es la ansiada y merecida recompensa a largas horas de trabajo y esfuerzo diario que, año tras año, el judoka vitoriano ha dedicado a un deporte que ya ha transformado en pasión. Sus padres le inscribieron en un curso de judo con la esperanza de que su hijo captara los valores de este antiguo arte marcial, y los éxitos de Sugoi -el año pasado logró la plata en el Mundial- han evidenciado lo acertada que fue aquella decisión.

¿Cómo lleva el día después de subirse a lo más alto del podio? ¿Lo ha asimilado ya?

No, todavía no, la verdad... (Risas) Pero espero ir asimilándolo poco a poco con el tiempo.

¿Esperaba llegar tan lejos en este Europeo o la medalla de oro ha superado sus expectativas?

Lograr la medalla de oro siempre es algo que supera todas tus expectativas, pero creo que en este deporte uno siempre tiene que aspirar a lo máximo, pensar en lo más alto.

¿El combate de la final contra Miklos Ungvari fue el más complicado de todos en este torneo?

Sí. En realidad ha sido uno de los combates más complicados de toda mi vida. Miklos es un rival muy bueno y siempre es difícil luchar contra alguien como él.

¿Su rivalidad con Miklos se mantiene fuera del tatami? ¿Cómo es la relación con el resto de judokas?

Con el resto de los judokas mi relación es muy buena. Sin embargo, con Miklos no es tan buena desde que le ha ganado dos veces seguidas.

¿Cómo ha sido el camino hacia este oro durante los últimos meses? ¿Ha habido malos momentos?

Momentos malos ha habido pocos, porque para mí siempre es un placer preparar los objetivos competitivos con la gente que me rodea.

¿Este oro le sirve para sacarse la espina tras su ausencia en el anterior Europeo? ¿Por qué la Federación le dejó fuera de aquel torneo?

Ése es un tema que para mí está totalmente olvidado. Ahora prefiero sólo pensar en el presente, en esta medalla, y en el futuro.

Cuándo abandonó Vitoria para perfeccionar sus entrenamientos en Valencia, fue complicado?

Claro. Ten en cuenta que me ví obligado a dejar a mi familia. Tenía sólo 18 años cuando me fui y todavía era muy joven. Me quedaban muchos momentos por vivir y crecer como persona en Vitoria.

¿Cómo fueron sus orígenes en este deporte en la capital alavesa?

Todos mis hermanos lo practicaban, y mi madre me apuntó con Antonio Bello, que se convirtió en mi entrenador.

Supongo que una medalla de oro sirve para ver recompensado todo el esfuerzo realizado.

Por supuesto. Cuando consigues un objetivo te das cuenta de que ha merecido la pena. Esto no lo cambio por nada del mundo.

¿Cómo es su plan de entrenamiento diario, a grandes rasgos?

Entreno unas cuatro horas al día pero, además de entrenar, también trabajo tres horas diarias por las mañanas en una consultoría de inteligencia estratégica .

Supongo que ahora tendrá el Mundial de nuevo en la cabeza.

Un campeonato mundial siempre es muy complicado, pero después de haber alcanzado la plata en el anterior ahora tengo que intentar ir a por el oro.

Su hermano Gar también compite estos días. ¿De dónde les viene esa pasión por el judo?

Al ser el judo un deporte muy completo a mis padres les gustaba y querían que lo practicáramos. Supongo que por eso nos apuntaron. Este deporte te aporta cosas que no se aprenden en ningún otro, como el respeto hacia el rival, y además te permite tener unas buenas condiciones físicas para practicar cualquier otro deporte.

¿Es duro practicar un deporte tan minoritario como es el judo?

Los deportes minoritarios es lo que tenemos, pero el judo por lo general en España siempre nos ha dado muy buenos resultados a lo largo de los últimos años.

Tiene sólo 25 años. ¿Hasta dónde puede llegar si continúa compitiendo a este nivel?

No lo sé. Una de las cosas buenas que tiene el judo es que nunca sabes cuándo ni dónde está tu techo.