LAGUN ARO GBC Uriz (8), Detrick (5), Hopkins, Doblas (18), Barbour (13) -cinco titular-, Ignerski (11), D. Lorbek (10), Miralles (3), Rai López y Sergio Sánchez (3).

REGAL BARCELONA Basile, Ricky Rubio (11), Ndong (2), Erazem Lorbek (16), Mickeal (6) -cinco titular-, Grimau, Trías, Lakovic (14), Barton (3), Fran Vázquez (2), Morris (4) y Sada (2).

Parciales 22-14, 6-15, 28-20 y 15-11.

Árbitros Pérez Pérez, García González y García Leal. Eliminaron por cinco personales a Barbour y Lakovic.

Pabellón 8.000 aficionados en el San Sebastián Arena 2016.

san sebastián. El Lagun Aro GBC dio ayer la gran sorpresa de la temporada al vencer contra todo pronóstico a un Barcelona desconocido y conseguir virtualmente, de paso, la permanencia en la ACB. Pocas opciones tenían los locales para hacer frente a los catalanes en un partido que ya estaba un tanto mediatizado para sus intereses por la baja de su mejor jugador Andy Panko, pero los hombres de Pablo Laso se multiplicaron y ofrecieron su mejor versión para que no se notara la ausencia de su hombre referencia.

El equipo donostiarra comenzó muy bien ante un desdibujado Barcelona que también echó en falta el tiro exterior del ausente Navarro y que no sabía cómo parar la anotación desde el 6,25 local. En el segundo cuarto las cosas pintaron todavía mejor para los donostiarras. El Lagun Aro, apoyado en Doblas e Ignerski, llegó prácticamente a doblar al equipo entrenado por Xabi Pascual (31-16).

El plantel guipuzcoano quería seguir haciendo historia y aguantó el arréon visitante para mantener en torno a los diez puntos su renta favorable en el tercer cuarto. En este periodo despertó el cuadro blaugrana que, por medio de Lakovic, entró de lleno en el partido y obligó a Pablo Laso ha pedir un tiempo muerto cuando se colocaron a sólo cinco puntos.

El Lagun Aro, en un último y muy meritorio esfuerzo, no se dejó doblegar por el Regal Barcelona y con una defensa que seguro que Laso guardará en vídeo volvió a amasar canasta a canasta una renta que se fue a los quince puntos para sentenciar el encuentro sin mucho sufrimiento y ofrecer un resultado por el que muy pocos habrían apostado antes del inicio del duelo.