Vitoria. La segunda fase de la campaña de ampliación de capital del Deportivo Alavés podría quedar cerrada sin apenas haber comenzado. El actual presidente de la entidad, Fernando Ortiz de Zárate, está negociando con otros dos empresarios locales, Alfredo Ruiz de Gauna y Guillermo Asarta, para que intervengan en el proceso e inyecten una liquidez que se antoja vital para la supervivencia del club. El máximo accionista del equipo albiazul, consciente de la pésima marcha del proceso de capitalización, está dispuesto a asumir la propuesta que sus dos antiguos compañeros de viaje le realizaron en junio y que supondría la distribución en partes iguales de los títulos de propiedad de la entidad, por lo que perdería el control total del que dispone desde que relevó a Dmitry Piterman.

Si a comienzos de verano, en puertas de la aprobación del ERE y la definición del plan de viabilidad, el presidente alavesista apenas concedió relevancia al salvavidas que le arrojaron los dos empresarios, ahora da la impresión de que la situación ha variado notablemente. Es el propio Zárate quien, a tenor de los escasos resultados arrojados por la primera fase de la ampliación de capital -se ha cerrado con menos de 280.000 euros cubiertos-, busca una salida que le evite el riesgo de responder, como manifestó en su día, con un aval personal al montante que quedara pendiente en este proceso.

En cualquier caso, Ruiz de Gauna y Asarta se encuentran estudiando las condiciones que Ortiz de Zárate ha fijado a su propuesta. Aunque todavía no se ha producido el acuerdo, según pudo constatar ayer DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, los empresarios confían en que al final las negociaciones lleguen a buen puerto. Para ello, obviamente, Zárate deberá aceptar la pérdida del control de la entidad, que podría asimismo conllevar su cese en el cargo.

Ruiz de Gauna y su hijo Luis Antonio se reunieron ayer con Zárate en las oficinas del club para debatir algunos puntos referentes al estado actual de las arcas del club. Se trata de la segunda cita que ambas partes mantienen en apenas una semana. Asarta, propietario del restaurante Olarizu, no pudo asistir ayer al encuentro, donde Zárate debatió con los propietarios de Viajes Bidasoa una fórmula que conllevaría que él debería invertir medio millón de euros más en la entidad y los empresarios, aproximadamente un millón por cabeza para que todas las partes se asegurasen un peso equitativo en el accionariado.

La entrada en escena de estos dos nuevos inversores, más allá de significar la salvación numérica de la entidad, supondría asimismo un alivio en la tensión que actualmente tiñe la relación de la directiva alavesista con las instituciones. La falta de sintonía de Zárate con la Diputación alavesa, que la pasada semana recortó tras un tenso pleno el montante destinado al acuerdo con el club, ha sido patente durante los últimos tiempos. La llegada de otros rostros visibles y el posible, aunque aún no seguro porque deben negociarlo, relevo en la presidencia podría asimismo suponer una mejora en las tirantes relaciones.

Los próximos días, fechas familiares de por medio, pueden resultar claves en la confirmación del acuerdo que, de salir adelante, podría garantizar la supervivencia del Alavés. Todo depende de la flexibilidad de Zárate y de la confianza de sus dos posibles socios, a los que ya dejó en la estacada hace unos años, en el actual máximo rector alavesista.