Es algo habitual cuando del Azkena Rock se trata. Hay quien tiende a hablar con cierto desdén, por ser finos, cuando quien se sube al escenario pasa de determinada edad. Resulta del todo paradójico que artistas como Chrissie Hynde, que han tenido que pasar lo suyo por el hecho de ser mujer y liderar una banda de rock, tengan que soportar ahora el enésimo desaire por seguir desarrollando su carrera y no quedarse en el sofá de casa recordando lo que fue. Menos mal que ella y The Pretenders no atienden a esos comentarios.

Suele pasar, también, con grupos como este que más de uno termina los conciertos diciendo aquello de pues me sé más canciones de las que pensaba. Sí, hay vida más allá de Don’t Get Me Wrong, I’ll Stand by You y Talk of the Town. Puede parecer que no, pero en 45 años de trayectoria da para hacer unos cuantos temas, varios de los cuales, como es el caso, forman parte de la banda sonora de no pocas vidas a lo largo y ancho del planeta tierra.

Público en The Pretenders Alex Larretxi

Se puede vivir, eso sí, de tirar siempre del mismo repertorio, sabiendo que el personal está en el bolsillo a nada que se toquen esos dos o tres cortes que todo el mundo se sabe. Pero The Pretenders no quiere quedarse ahí y por eso Relentless está a punto de hacerse realidad. En ese equilibrio entre los grandes éxitos y las nuevas composiciones, Hynde y compañía aparecieron en Mendizabala con ganas de protagonizar uno de los momentos a guardar en la memoria de este ARF 2023.

Elegante, enérgica, cercana... Para Chrissie Hynde el escenario es su casa, esa en la que ha escrito algunas de las páginas más importantes de la historia del rock desde hace más de cuatro decenios. Esa desde la que también ha seguido luchando en las diferentes causas que siempre ha defendido y en por las que sigue apostando en este siglo XXI en el que tantas cosas parece que nunca cambiarán. 

Público en The Pretenders Alex Larretxi

Antes de que The Pretenders hiciera acto de presencia en Mendizabala, ya había gente que tenía claro que aquello no iba con su marcha. Es lo que tienen los festivales. Pero una inmensa marea de personal se apostó frente al escenario grande del recinto para dejarse atrapar por un concierto al que no le faltó de nada, más allá de que con este tipo de bandas siempre queda la sensación de que sus actuaciones se quedan cortas, que podrían durar más y así escuchar más temas de una carrera que, a lo largo de los años, ha atravesado además diferentes momentos, algunos más poperos, otros más rockeros, otros más... Está bien dejar al público con ganas de más.