Con los ecos todavía de lo vivido el jueves de madrugada, Mendizabala ha afrontado una segunda tarde en el que la familia azkenera ha juntado a los que ya estaban en la capital alavesa desde el primer día –ha habido alguna cara que lo delataba a las claras– y la multitud que se ha sumado en el segundo, sobre todo según han ido pasando las horas. Hasta el sol se ha sumado a la fiesta, que nunca está de más. Desde las cinco, el recinto ha sido un no parar de gente, dispuesta a pasarlo en grande, además ya con todos los escenarios abiertos.
No ha habido excesivo tiempo, eso sí, para mucha charla y saludo porque Bones of Minerva han empezado a despertar al Azkena Rock Festival desde bien pronto. Las madrileñas, que hace más o menos un año editaron Embers, su último disco, han sabido quitarle las legañas al personal después de una noche larga, y encender, en un concierto corto pero intenso, a los presentes. Ellas han marcado el arranque de una agenda en la que la familia azkenera ha tenido que hacer equilibrismos para intentar ver lo máximo posible.
No en vano, a partir de las seis se han ido sucediendo las actuaciones en las distintas tablas, solapándose varias de ellas. En casa han estado Pasadena. El proyecto conjunto de Libe García de Cortázar y Jon Basaguren están cerrando su primera etapa y qué mejor marco que tocar en su ciudad y en el ARF. Lo han disfrutado ellos y el público. Por eso, al estar justo a la entrada, muchos de los que han ido accediendo al espacio no han dudado ni un segundo en quedarse con los gasteiztarras. Casi en paralelo, S8NT Elektric se han estrenado en Mendizabala a lo grande, dejando la sensación de qué bueno sería ver a los norteamericanos en una sala.
Quiero ir a..., quiero ir a.., quiero ir a... con Mendizabala ya mostrando un multitudinario aspecto, ha habido quien se ha decantado por ir a las carpas con The Cleopatras, quien no se ha querido perder a Cordovas –buena elección– y quién ha apostado por Matchbox y ha acertado. Divertido y entretenido bolo de rockabilly con sello inglés el del veterano quinteto.
Mientras alguno todavía se ha seguido preguntando si al final Incubus actuaba o no después de suspender sus últimas citas por enfermedad, la diversión se ha hecho carne en Trashville con Los Tiki Phantoms, esa garantía de fiesta y buena música que nunca falla. Eso sí, los californianos Earthless han aparecido al poco para descargar su propuesta instrumental, música de altos vuelos que atrapa a unos para no soltarlos y que expulsa a otros hasta más allá. No hay medias tintas.
Más irregular ha sido la propuesta de The Guapos. Leiva y compañía han pasado sin más por un Mendizabala que igual a esas horas, cerca de las nueve, y en su segunda jornada, hubiera requerido una propuesta diferente. Eso sí, el personal disfrutó, todo hay que decirlo.