El Museo de Bellas Artes de Álava ha reunido una vasta selección de pinturas de su propia colección con un hilo conductor que se consolidó como género autónomo con la llegada del Romanticismo, allá por finales del siglo XVIII.

Se trata del paisaje, un medio empleado por artistas de medio mundo y múltiples corrientes posteriores para explorar la naturaleza de una manera única, pero también para expresar las emociones, las pasiones y los miedos propios y reflejar sus personalidades y sentimientos. Álava y sus pintores no han sido una excepción.

39 artistas distintos

La exposición, bautizada como Paisajes Cercanos, consta de 49 obras de 39 artistas distintos datadas en un periodo de 135 años.

Buena parte de los autores son locales o nacidos o residentes en el País Vasco y trazan singulares vistas de esta tierra, aunque también de zonas limítrofes como Navarra o La Rioja que en muchos casos visitaban en busca de inspiración.

Presentada este viernes por la responsable del museo, Sara González de Aspuru, la muestra estará abierta al público hasta el 12 de abril del próximo año 2026.  

La responsable del museo, Sara González de Aspuru, se detiene ante ‘Los camineros de Sobrón’, obra de Gerardo Armesto. Alex Larretxi

Las paredes del centro expositivo gasteiztarra arrancan este viaje varias décadas después de la eclosión del movimiento cultural que encarnaron los Goya o Delacroix, concretamente en 1861, con una obra del pintor Juan Ángel Sáez, Cárcel de Vitoria, que muy poco tiene que ver con las facturadas por estos.

Un lienzo “muy neoclásico”, en palabras de González de Aspuru, que destaca por la precisión y el detallismo en el dibujo de un artista que fue conocido como el pintor de la ciudad.

Del impresionismo a las vanguardias

Entre medias, la exposición transita por el impresionismo y las vanguardias, con obras que beben del cubismo o el fauvismo. Y tiene espacio para grandes artistas locales que compartieron la maestría de Ignacio Díaz de Olano como Mauro Ortiz de Urbina, Aurelio Vera-Fajardo o Teodoro Dublang, así como para figuras como Albert Joseph Franke, que pintó una bella Vista de la Plaza Vieja de Vitoria hacia 1885, o Darío de Regoyos, que aunque nacido en Asturias pasó largas etapas de su vida en el País Vasco.

De fondo, ‘Infancia de un rey. Playa de San Sebastián’, del reputado pintor Darío de Regoyos. Alex Larretxi

Su obra Infancia de un rey. Playa de San Sebastián es una de las grandes joyas de la muestra.

Esta travesía de casi siglo y medio de duración concluye en el año 1996, con un colorido paisaje de Larrainzar obra de Andrés Apellániz, hijo de Jesús, que hasta su adquisición por el museo perteneció a la colección privada del empresario Juan Celaya. 

Tres secciones diferenciadas

La muestra explora cómo los artistas han plasmado esos Paisajes Cercanos no solo desde el punto de vista geográfico, sino también de su mundo interior.

Y recorren una gran variedad de especialidades dentro del género, como el paisaje natural, el urbano o el marítimo, así como los industriales o portuarios, que permiten descubrir cómo ha sido tratado desde múltiples enfoques artísticos. 

El viaje arranca en el año 1861, con una obra del pintor Juan Ángel Sáez, ‘Cárcel de Vitoria’, que fue conocido como ‘el pintor de la ciudad’ Alex Larretxi

Con el fin de facilitar el viaje al espectador, la muestra se divide en tres secciones diferenciadas: La primera repasa la pintura de la segunda mitad del siglo XIX, desde el academicismo al impresionismo; la segunda, la tradición y la vanguardia en los paisajes hasta la Guerra Civil; y la tercera, el nuevo escenario artístico tras el conflicto bélico.

En el contexto del País Vasco, la pintura de paisaje comenzó a tomar forma en la segunda mitad del siglo XIX, un periodo en el que el género experimentó un gran auge debido al ascenso de la burguesía, que comenzó a adquirir obras de arte para decorar sus nuevas viviendas. 

Quienes se acerquen a partir de ahora al centro del paseo Fray Francisco, a diferencia de aquellos, no tendrán la necesidad de rascarse el bolsillo para disfrutarlas.