La estación que aparece en su título marca el libro mucho más allá de lo previsible. Por cada día que compone el calendario que transcurre entre finales de septiembre y diciembre, entre estas páginas hay un poema. Es la propuesta que Yoanna Mojón realiza al público en Eterno color de otoño (Ediciones Rilke), el cuarto poemario de la escritora vitoriana.

De hecho, el libro, que se presentó hace poco en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa, ya es una realidad palpable. En él se presenta “un otoño, con sus colores, con los meses que lo componen...”, apunta la autora. Del amarillo indio de septiembre, pasando por el naranja calabaza o el rojo rubí de octubre, los poemas van, un por jornada, componiendo un camino que termina en un diciembre “desnudo”.

Se trata de una obra que “tiene sobre todo un tono melancólico, pero sin ser tampoco muy pesado en ese sentido”

En ese marco, la escritora transita por cuestiones como la identidad, la soledad, el tiempo, la muerte... “temas universales” que, en este caso, se van conectando con la naturaleza. “Tenía poemas realizados durante un año y medio que me puse a pasar al ordenador, me dio la sensación de que todo aquello que tenía delante parecía conformar un otoño, como si lo hubiera escrito todo en esta estación, aunque no era así. Y con eso construí un otoño”.

Es una época del año que a la autora le gusta de manera especial. “El otoño se lo lleva todo y después queda el crudo invierno, el frío, la nada”. Pero antes de que las hojas desaparezcan del suelo, las páginas de este libro recorren una estación que se pinta también de magenta oscuro o de marrón avellana profundo, que son algunos de los títulos de las partes en las que está estructurada la lectura.

Desde la intuición

Aunque no todos los poemas que componen la publicación fueron escritos en el momento del año que da título al libro, la selección no ha sido nada complicada. Es más, Mojón resalta que, desde el principio, tuvo claro que entre esos escritos realizados por separado había una unión que iba más allá. “Es un poemario que ha nacido de manera muy intuitiva. Desde el principio he sentido que iba a quedar como yo quería”.

“Escribir es algo que no se puede dejar; es esencial en la vida”, apunta la autora tras la publicación de su nuevo libro

De ahí también esa idea de que el número de poemas fuera exactamente el mismo que los días que tiene la estación. “Quiero que quien lea el libro se siente en un otoño”, sonríe la autora. El resultado es una obra que “tiene sobre todo un tono melancólico, pero sin ser tampoco muy pesado en ese sentido”.

La escritora vitoriana Yoanna Mojón con un ejemplar de su cuarto libro. Jorge Muñoz

Además, en su camino por el calendario aparecen también referencias a la familia de la escritora, algo que hasta ahora no se había producido en sus poemarios anteriores. “Tampoco sé decir la razón por la que es así; simplemente me sale”. Así se refleja en una publicación que se suma a una trayectoria cada vez más asentada. “Cada vez hay un criterio más exigente conmigo misma; y hay una madurez que se nota a la hora de escribir. Lo noto yo y creo que quienes me leen, también”.

Ahora es el momento del público, de quienes se dejen llevar por estas páginas. Por su parte, Mojón no para de escribir. “Eso no se puede dejar; es esencial en la vida”.