Las palabras, desde Pamplona, Las ilustraciones, desde Gasteiz. Con unas y otras nace Cholita Voladora Marciana, el nuevo libro del escritor Patxi Irurzun, una “gamberrada” distópica que se construye también con las imágenes de Simónides (Ernesto Murrillo). La publicación justo acaba de hacerse ahora realidad de la mano de la editorial Pepitas de Calabaza.

Feminismo, lenguaje inclusivo, racismo, xenofobia, pornografía y consumismo se dan cita en esta historia desternillante protagonizada por una joven euskoboliviana vecina de un suburbio de Pamplona-Volskwagen. No es la primera vez que ambos trabajan juntos en un proyecto. “Yo he sido seguidor suyo desde siempre”, apunta Irurzun. “Me gustan mucho sus dibujos y sus cuadros y resulta que a él suele leer mis columnas de Rubio de bote en la revista ON. Colaboramos hace un tiempo en otro de mis libros, la antología de cuentos 11 millones de ejemplares vendidos, en el que cada texto venía ilustrado por un dibujante distinto, y, en este caso, cuando acabé de escribir pensé que le iría muy bien un acompañamiento de dibujos. Y pensé en mis recuerdos de infancia con los libros de El Pequeño Nicolás, que tenían unas miniaturas muy sencillas en todas las páginas. Quería hacer eso, pero en una versión adulta, e inmediatamente me pareció que la persona que mejor podía encajar en esta idea era Simónides. Se lo propuse, se leyó el libro, le gustó mucho, me mandó unos cuantos dibujos enseguida, me convenció y, al final, ha hecho casi 100 y creo que van muy bien con la historia”.

“La trama central tiene que ver con la extorsión sexual que sufre la Cholita y lo que decide hacer frente a esa situación, que es seguir el consejo de su madre, que siempre le ha dicho que no hay callarse nunca, sino enfrentarse. Y lo hace, les planta cara a esos grupos de ultras o requetés católicos de una manera frontal; más que nada porque comprueba que, efectivamente, nada ha cambiado. La policía no le hace caso y la trata con frialdad, los compañeros de trabajo no lo comprenden... Así que toma las riendas de la situación, pero sobre todo busca justicia. Es un personaje muy potente”, apunta el escritor navarro, quien apunta, al mismo tiempo, que “hasta ahora no había tocado nunca la ciencia ficción; no me gusta especialmente más allá de clásicos como 1984 o Un mundo feliz”.

“La ciencia ficción puede servir de advertencia y, a la vez, es un instrumento muy bueno para hablar de algunas cosas de una manera sutil y, así, llegar a más gente”, describe quien sitúa su actual argumento en el año 2085.