Arabazan, la importancia de la narración oral
Las peticiones para formarse en la primera Escuela de Cuentería de Euskadi, nacida en Álava, desbordan todas las previsiones
En un momento en el que la comunicación entre las personas parece que solo tiene sentido si se produce a través de una pantalla, un mensaje de voz de un teléfono móvil o de un correo electrónico, hablar y escuchar, decirse y relacionarse hablando, transmitir historias, emociones, reflexiones y vivencias oralmente parece casi un milagro. No es una exageración. Si uno piensa en lo que sucede a cada hora en su quehacer diario, verá que es así. Para cuidar la narración oral y todo lo que se relaciona con ella, en 2021 nació en el territorio alavés el colectivo Arabazan, una apuesta que hace muy pocos meses puso en marcha su última idea, la única Escuela de Cuentería que existe en Euskadi.
Es en el espacio de creación Garaion, en Ozaeta, donde este proyecto está desarrollando su particular plan de estudios. El pasado noviembre se dieron los primeros pasos de una propuesta que atiende a 33 personas, aunque han sido casi 70 las que han pedido tomar parte en una escuela que cuenta con el apoyo de Fundación Vital. “Es un dato para sentirnos muy orgullosas y también por ver que hemos abierto una vía que es evidente que era necesaria”, apunta Itziar Rekalde, una de las impulsoras y componentes de Arabazan, ante esta avalancha de peticiones.
“Todas las artes son necesarias para el desarrollo humano y social, pero la comunicación verbal es primordial y la estamos perdiendo”
Lo cierto es que fue presentar esta iniciativa formativa ante los medios de comunicación “y al tercer día ya teníamos más de 60 peticiones de matricula”. En estos momentos, eso sí, es imposible atender a todas ellas. Los recursos son los que son y, además, también se quiere recibir y trabajar con las personas que acuden de una determinada manera que sería imposible con un número excesivo. Lo cierto es que el primer curso ya está en marcha y lo hace con gente llegada de tierras alavesas así como de Navarra, Gipuzkoa y Bizkaia.
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“Al principio estábamos nerviosas” ante la posible respuesta. No solo. En el colectivo también preocupaban las expectativas con las que estas personas podían acudir. “Estamos en el siglo de la inmediatez y en este primer curso eso no existe, quiero decir, que este primer año no va de contar cuentos. Va de conceptos”. La teoría es igual de importante que la práctica.
Sin embargo, “nos hemos asombrado porque desde el primer día se ha generado una unión, un grupo, aunque cada uno viene de su padre y de su madre. Hay gente que viene del cine, del teatro, de la enseñanza… Hay mucha diversidad en todos los aspectos pero se ha generado una dinámica muy buena en la que hay mucha libertad y respeto”, apunta la coordinadora de la escuela.
Generar oficio
“La acción de la cuentería es muy complicada, pero no ha existido hasta ahora ningún espacio de formación continuada”, describe Rekalde. Por ello, la principal motivación para poner en marcha esta propuesta es “la necesidad de generar oficio”. Porque este es un “arte con un valor específico”, desde el colectivo se ha apostado por una iniciativa “para generar, fundamentalmente, profesionales y programadores” pero también “público”.
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Como se explicó en la presentación del proyecto, la transmisión oral ha constituido, hasta mediados del siglo XX, una práctica habitual en la mayoría de las culturas, ligada a la historia de los pueblos, sus logros, costumbres, creencias… En la actualidad, el desarrollo audiovisual, las redes sociales y la inteligencia artificial han roto esta cadena de transmisión oral, tan necesaria para reconocerse y constituirse como individuos y como colectivo. “Como resultado, la salud de la oralidad, sobre todo en euskera, tan rica en contenidos, matices y variedades, se ha reducido considerablemente”. Para darle la vuelta a esta situación, o por lo menos sumar a que esto cambie, se pone en marcha la escuela.
“La acción de la cuentería es muy complicada, pero no ha existido hasta ahora ningún espacio de formación continuada”
“Cuando empezamos a ejercer esta profesión no había referentes en lo que es la cuentería moderna. Nos hemos tenido que ir apoyando unos a otros, estudiando mucho la cuentería tradicional, acudiendo a otros países donde la cuentería sí tiene auge y aprender desde cero y por nosotros mismos. Es verdad que existen talleres monográficos pero no una formación continuada, como tienen el resto de las artes”, resume Rekalde. “En general, los y las jóvenes que quieren empezar no tienen a qué agarrarse. Tampoco quien contrata”. Es a lo que aquí se quiere responder, a esa necesidad evidente.
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Abierta a “cualquier persona que tenga interés por lo que es la comunicación oral, la cuentería y el oficio escénico”, la iniciativa no busca solo generar profesionales de la cuentería. A una escuela de música, por ejemplo, puede ir cualquier persona. “Eso no significa que todas las que acuden vayan a terminar siendo profesionales. Pero van para conocer la música y después se pueden dedicar a practicar, a enseñar, a divulgar… pero también a ser un público con conocimiento y criterio”. Lo mismo pasa en el caso del proyecto de Arabazan, que en junio completará su primer curso.
Trabajo constante
Como la cuentería es el arte de contar, comunicar y expresar historias, lo que en esta escuela se aborda es un oficio, con estructuras, normas, herramientas y lenguajes propios y eso hace que sea necesaria una formación específica. Así, el centro se está centrando en primer lugar en formar narradores, con materias comunes con otras artes escénicas como la utilización del espacio escénico y el conocimiento del cuerpo; encontrar la propia voz narrativa, el estilo y conocer las técnicas expresivas.
Se trata de conocer bien la materia propia del oficio: arquetipos, mitos, leyendas, cuentos, literatura… Y, con los conocimientos y el entrenamiento adquiridos, se quiere trabajar en la propia creación de relato hasta la construcción de la dramaturgia necesaria para la puesta en escena de un espectáculo. Para ello, la formación se divide en tres cursos académicos. En el primero y segundo, se trabajan los conceptos teórico-prácticos y el tercero se dedicará a la creación de dramaturgias y montajes.
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“Desde el primer día, lo que hacemos es un desayuno de media hora para que la gente se vaya conociendo y contando. Comemos juntos, e incluso echamos una pequeña siesta. Hemos generado una dinámica bonita. Y quienes han tomado parte como profesores en las primeras sesiones, también han quedado muy asombrados”. Con todo, el devenir de esta primera experiencia irá sirviendo para amoldar la idea. “Mientras tengamos, desde el oficio, la posibilidad revolucionaria de poder comunicarnos de una forma directa, personal, contarnos cosas y tener la capacidad de contar y de escuchar, creo que la esperanza es posible. Este es un oficio de esperanza. Me gustaría que quienes salgan de la escuela se lleven esto”.
Desde Álava
Completando la labor de la escuela, Vital Fundazioa Kulturunea (Dendaraba) está siendo escenario de una serie de espectáculos de narración oral que el 3 de febrero seguirá desarrollándose con Aitor Vinagret, que será seguido por Carolina Rueda (10 de marzo), Odei Arregi (14 de abril) y May Gorostiaga (12 de mayo). Las actuaciones son de acceso gratuito y están destinadas al público adulto. Es parte de la propuesta de Arabazan, un colectivo nacido en el territorio alavés que en muy pocos años de vida ha desplegado una intensa actividad.
“Cuando vimos que había un grupo de gente que tenía un interés en seguir de una manera profesional con el oficio de la cuentería pusimos en marcha la asociación. Fundamentalmente nos dedicamos a la formación interna de las personas que estábamos en el grupo. A partir de ahí empezaron a surgir cuestiones como la recogida de material que nos podía venir bien, intentar crear un fondo teórico, colaborar con Garaion en la celebración de la fiesta Ipuin Eguna, participar en las fiestas del Casco Viejo…”, explica Rekalde. “Nuestro interés siempre ha sido poner en valor el oficio, generar profesionalidad y dar a conocer lo que supone y hacerlo de una manera más colectiva. Es el trabajo que hemos hecho hasta ahora ofreciendo espectáculos colectivos y personales, e internamente generando fondo teórico que nos ayude”.
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“Todas las artes son absolutamente necesarias para el desarrollo humano y social, pero la comunicación directa, verbal, es primordial y la estamos perdiendo. En ese sentido, me asombra muchas veces cómo en los currículums educativos no existe nada referido a la comunicación oral. Lo primero que tenemos que hacer como seres humanos es comunicarnos oralmente. Tenemos que hablar y escuchar. Son las dos fuentes fundamentales de este oficio”, describe. Ahí radica el ser y el estar de Arabazan. En ello viene trabajando desde su puesta en marcha en 2021.
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