El próximo lunes se cumplirán diez años del inicio del primer recorrido que realizó el que algunos denominan como el Tren de la Seda, la ruta ferroviaria más larga del planeta, que arranca en la ciudad china de Yiwu –el considerado mayor mercado de ventas al por mayor del mundo– y Madrid. Es solo un detalle que sirve para ejemplificar la relación –no solo comercial– que han desarrollado, mantienen y seguirán alimentando Oriente y Occidente. Como siempre, para entender el hoy e intentar mirar con argumentos al mañana, es imprescindible conocer el ayer. Es justo ahí donde aparece Los caminos de la seda (La Esfera de los Libros), realizado por la historiadora, docente y escritora vitoriana Eva Tobalina Oraá.

“Sobre todo me dedico a la docencia, a explicar, y lo que quiero es que la gente lea el libro y disfrute, que lo cierre y diga: he aprendido y quiero saber más”, apunta la investigadora y divulgadora en torno a una obra en la que, de manera premeditada y específica, se busca “no abrumar” a quienes se adentren entre estas páginas. Al contrario. Se propone al público una lectura con calma, tranquilidad y sosiego.

No solo mercancías

La publicación centra su mirada en el periodo que va desde el siglo II antes de Cristo hasta el siglo XVII, es decir, cuando se considera que estos caminos terrestres vivieron su mayor apogeo. Eso sí, el recorrido que se hace no solo habla de los fines económicos y militares para los que se usaron estas rutas puesto que fueron vías de tránsito “de ideas, de inventos como el papel o los números y la caña de azúcar, de corrientes artísticas, de religiones y creencias...”.

“China y Europa se han buscado, encontrado e influenciado más de lo que nos parece”, apunta Eva Tobalina Oraá

En este sentido, la historiadora remarca que “China y Europa se han buscado, encontrado e influenciado más de lo que nos parece” y de ahí también lo significativo del subtítulo del libro: La historia del encuentro entre Oriente y Occidente. Por eso, la lectura de la obra presenta distintas capas y diferentes planos que pueden llamar la atención de perfiles diversos, desde quienes, por ejemplo, se apasionan por los hechos históricos, hasta las personas interesadas en cuestiones geopolíticas pasadas y actuales, pasando por amantes de la geografía. 

A buen seguro, muchos serán los datos, momentos, lugares y nombres que van a descubrir quienes se asomen a estas páginas. Sin duda, la primera sorpresa para no pocos aparecerá justo al principio, puesto que la expresión Ruta de la Seda, en realidad no se empezó a usar hasta finales del siglo XIX, a raíz de una publicación realizada por Ferdinand von Richthofen en 1877. “Quienes recorrieron estos caminos, en realidad, ni siquiera eran conscientes de que estaban en una ruta entre China y el Mediterráneo. Ellos hacían una pequeña porción del recorrido, vendían, compraban y volvían a su casa”. 

Eva Tobalina Oraá con un ejemplar de su libro, rodeada de telas en Tejidos Junguitu. Alex Larretxi

Con todo, Tobalina explica que, efectivamente, la seda, durante toda la Antigüedad, fue muy demandada en el Mediterráneo. No fue el único artículo de lujo protagonista de este kilométrico ir y venir terrestre. Ahí estaban, por ejemplo, los productos lacados y la porcelana, también muy apreciados. Pero en paralelo, no hay que perder de vista que también en estos caminos –eso sí, en distancias más cortas– también había un flujo constante de alimentos, materias primas, y elementos cotidianos. Todo hasta que las rutas marítimas se empezaron a imponer y los tránsitos comenzaron a cambiar dejando atrás la tierra para servirse del agua. Con todo, “China sigue siendo el taller del mundo y Occidente sigue consumiendo sus mercancías”.

Una larga senda

Ahora que el libro es una realidad palpable, la doctora en Historia Antigua reconoce que siente “entre alivio y satisfacción”. Al fin y al cabo, es el resultado de no pocos años de trabajo. Por cuestiones laborales, la autora ha tenido que viajar mucho a países como Uzbekistán, Irán, Jordania, Líbano, Egipto, Turquía… es decir, a muchos de los lugares por donde transcurrían los caminos de la seda. “Eso me ha ido generando un interés tremendo por esta temática, por ver todo lo que había en dos mundos que se buscaban”.

Estas rutas puesto fueron vías de tránsito “de ideas, de inventos, de corrientes artísticas, de religiones y creencias...”

Ese ímpetu le llevó en 2018 a empezar a impartir unos cursos en Pamplona sobre esta cuestión. Eso sí, el arranque de esta experiencia docente –que hoy se mantiene debido al gran interés que despierta– hizo palpable la falta de una bibliografía en castellano con la que responder a la demanda de quienes tomaban parte en sus formaciones. “Hablé con La Esfera de los Libros, les gustó el tema y se mostraron muy receptivos”, así que Los caminos de la seda. La historia del encuentro entre Oriente y Occidente no tenía vuelta atrás. “Sobre todo, he intentado que sea claro y comprensible, que cualquiera pueda sumergirse en él”. Dicho y hecho.