El director vitoriano Pablo Hernando combina el cine negro con la fantasía en su nuevo filme, Una ballena, protagonizado por Ingrid García-Jonsson y Ramón Barea y que este jueves ha presentado en el Festival de Cine de Sitges.

Durante la rueda de prensa, el cineasta ha explicado que quería que su protagonista fuera un asesino “silencioso, frío, de pocas palabras”, ya que tenía la sensación que este tipo de personajes están “a un paso de entrar en lo fantástico”.

Es así como Ingrid García-Jonsson se pone en la piel de una sicaria que tiene que cometer diversos asesinatos en una zona portuaria no concretada, pese a que muchas de las escenas se han rodado en la ría de Bilbao.

Pablo Hernando en Sitges Efe

A esto se le suma que el personaje de García-Jonsson tiene una conexión misteriosa con otro mundo, que es lo que hace de este film negro ponga un pie en la ciencia ficción.

Mezcla de géneros

“Es la historia clásica de criminales enfrentados que contratan a una asesina, pero alrededor están los bichos o las substancias con poderes, pero aun así no me parecía forzado mezclar géneros”, ha asegurado ante la prensa Hernando.

Ingrid García-Jonsson en Sitges Efe

En cuanto a la interpretación, Barea la considera “a ras de tierra”, ya que “la parte fantástica es obra de guion y de la mirada de Pablo a la hora de elegir los sitios y la forma de hacerlo”.

Por su parte, García-Jonsson ha confesado haber visto muchos vídeos de ballenas para preparar la actuación, pero al ver que son “muy inexpresivas” se pasó a los pulpos, para luego “dejarlo todo en manos de Pablo”.

Un momento de ‘Una ballena’. Cedida

El director también ha incidido en la elaboración en sí de la película, que ha desgranado entre escritura, que es “muy dura porque estás solo”, el rodaje, “la parte más frustrante que existe” y el montaje, que es “cuando te reconcilias, porque el cine es más plástico que intelectual”, a lo que añade que es en esta parte “donde más jugo sacas”.