Tienen las maletas casi sin deshacer. Justo acaban de llegar de actuar en India. “Ver bailar a la gente allí al ritmo de la trikitixa ha sido curioso y bonito. Son de esas cosas que hacen que tu trabajo merezca la pena”, sonríe Agus Barandiaran.

Pero la agenda no se detiene y Korrontzi ya tiene fijada la mirada en lo que sucederá este sábado en el polideportivo de Mendizorroza, donde la formación protagonizará, junto a Quico Comesaña y su proyecto, el gran concierto de clausura del Aitzina Folk.

Todavía quedan algunas entradas disponibles para una gran fiesta que arrancará a las 19.00 horas y en la que la agrupación vizcaína contará con la colaboración de los grupos de danza Larraiza (Lizarra), Oinkari (Villabona), Dardara (Agurain), Haize Dulantzi (Alegría-Dulantzi) y Korosti (Legazpi) así como de Bihotx Txalapartariak, Aguraingo Trikitilariak, Hecktor Folk y Aitor Aspuru.

“Para nosotros es una fecha muy especial”, también porque “sales a tocar y sabes que, además, lo haces para dar aliento y fuerza” a quienes sufren la ataxia telangiectasia, enfermedad de las denominadas raras a cuya investigación se destina lo obtenido en los conciertos del certamen dirigido por Patxi Villén. “Cuando se enciende el foco y vas a tocar la primera nota, lo que se te viene a la cabeza es: hoy estoy aquí por esta causa. El Aitzina es muy especial”.

Vigésimo aniversario

A la actuación no le faltan alicientes, por supuesto. Pero es que tiene más. Hace nada, Korrontzi ha publicado un disco doble más un libro que sirven para celebrar los 20 años de camino que la banda cumple en 2024.

En el doble CD, realizado junto al productor portugués Luis Peixoto, se incluyen 23 canciones en las que colaboran otros tantos invitados. “Hemos visto y comprobado que tenemos un montón de amigos que hemos hecho en este camino. Te das cuenta de que estás bien rodeado y que quizás has hecho las cosas mejor de lo que pensabas”.

Pero este 20 no se queda solo en los sonidos. Entre las páginas del citado libro, también se recorren los casi 1.000 conciertos en 30 países ofrecidos a lo largo de estos dos decenios.

“Estamos muy contentos con el resultado, aunque es verdad que ha sido un trabajo muy grande”, un regalo para la formación y el público de cara a este cumpleaños. “Sinceramente creo que Korrontzi está en su mejor momento”.

Hoy parece mentira pensar en aquel 2004 cuando, en realidad, se dieron los primeros pasos de una apuesta que solo quería entrar en el estudio y dar un par de actuaciones como mucho.

“Desde 2003 tenía un puñado de canciones que había compuesto con mi trikitixa. Tenía ganas de algún día redondearlas y tal vez grabarlas porque si no pensaba que ese trabajo que había hecho se iba a quedar en el olvido” recuerda Barandiaran.

De ahí salió un primer disco que nadie en Euskal Herria quería publicar. Fue en Madrid, en Nube Negra, donde encontraron el sí de una discográfica. “Eso nos trajo empezar a tocar en sitios como Normandía, Alemania… De hecho, tocábamos mucho más fuera. Aquí no éramos conocidos y, sin embargo, en el circuito folk europeo empezábamos a asomar la cabeza”.

El primer concierto llegó en el desaparecido Galdames Folk. “Fue una gozada. Me acuerdo que me sorprendió que la gente aplaudía después de cada canción. Yo venía del mundo de la romería, de ese legado, y ahí, tú tocas tu canción, la gente baila, pero cuando acaba el tema no escuchas aplausos o son escasos porque la gente está charlando o de fiesta”. Son curiosidades de aquel inicio “humilde” que ni el propio trikitilari y compositor pensó que iba a desembocar en todo lo que ha vivido.

Más allá de las etiquetas

“Siempre hemos querido acercar la música folk al público en general”, sin quedarse encasillados etiquetas. “Quiero que cualquier persona, y me da igual la edad, se acerque a la música tradicional y a la música de la trikitixa” sin prejuicios y sabiendo ir más allá de los nombres de unos estilos que, hay que admitirlo, no suelen contar con mucha presencia, por ejemplo, en los medios de comunicación.

“A nosotros nos gusta envolver esa música tradicional y enseñarla a las nuevas generaciones. Hacemos una reinterpretación de la tradición y eso es bueno para intentar que la música tradicional siga viva”, apunta el también profesor de la Escuela de Música de Basauri. En esos y esas jóvenes ve “mucho relevo”, pero reconoce que “para mí se ha perdido el sentimiento de lo que es la trikitixa”.

“Cuando un niño dice que no sabe si aprender la batería, la guitarra o la trikitixa, está en todo su derecho de elegir lo que quiera. Por supuesto. Pero yo quiero transmitirle a ese niño que detrás de la trikitixa hay una tradición, unos arraigos, que representa unos valores. Tienes que saber que cuando tocas la trikitixa, detrás está la tradición de tu pueblo. Eso es lo más emotivo y lo más importante. Eso supera al instrumento en sí. Eso es lo que yo creo que se está perdiendo en las nuevas generaciones”, apunta.

Hay que seguir dando pasos. Ahí estará Barandiaran, claro. También sobre los escenarios y en los estudios de grabación. Mirando al futuro de Korrontzi, prefiere no plantearse plazos. “Tampoco lo hicimos al principio y mira”, ríe. Pero sí hay planes que esperan.

“Mientras tengamos fuerzas, vamos a tirar para delante y ya veremos qué nos depara el futuro. Encima de la mesa hay nuevos proyectos, ideas, discos...”. Todo llegará. Ahora es tiempo de celebrar.

“En 20 años hay muchísimos momentos buenos pero también algunos muy malos. Lo cierto es que hoy la gente sabe que cuando vienes a un concierto de Korrontzi te lo vas a pasar bien”. Así va a pasar este sábado en Gasteiz.